martes, 5 de abril de 2016
En este artículo os hablaré de los engaños en el espiritismo y la videncia de los que hablaba Lafora en sus artículos y las discusiones de los defensores de Argamasilla y Lafora. Debido a que Lafora pretendía hablar de varios casos de fraudes lo dividiré en dos partes. La discusión con los defensores de argamasilla y la parte de los engaños diversos.
Primera parte del artículo : http://www.terramaxica.es/2016/03/la-vision-traves-de-los-cuerpos-opacos.html
Esperitismo, videncia y engaños :
Gonzalo Rodríguez Lafora (Madrid, 25 de julio de 1886 - íd., 27 de diciembre de 1971) fue un neurólogo y psiquiatra español, discípulo de Santiago Ramón y Cajal y de Luis Simarro, descubridor de la enfermedad que lleva su nombre.
Lafora en el periódico "El Sol", el 1 de Agosto, se hacía eco de la realidad del encuentro entre Houdini y Argamasilla. Nos contaba :
"Las revistas y periódicos de Norteamérica conceden en estos días gran espacio al famoso prestidigitador Houdini, que se ha dedicado a poner en ridículo a los hombres de ciencia, engañados por espiritistas y videntes, y a sorprender a éstos en sus hábiles trucos.
Houdini ha venido a demostrar que los psicólogos, los médicos y los físicos son tan fáciles de engañar como los abogados, los artistas o los sacerdotes. Cualquier prestidigitador les sorprende, exactamente lo mismo que a los otros profesionales que no se consideran técnicos. Houdini ha conseguido demostrar los trucos de la famosa "médium" señora Crandou, de Boston, que ya tenía embaucado a la Comisión de hombres científicos que la examinaban. Construyó un gabinete especial, en el cual la "medium" no pudo conseguir ninguno de los fenómenos con que antes sorprendía a los hombres de ciencia. Por esto, en el artículo que "Wilson" dedica a Houdini en "The New Republic" el 24 de Junio de 1925, dice con razón, que "la verdad es que en una junta de científicos, de la cual Houdini forma parte como un miembro, es Houdini el único científico.
Se repite ahora el mismo caso que en Francia hace veinte años, cuando Dicksonn, otro prestidigitador, reveló los trucos numerosos de los "mediums", en su libro "Trucs et mystéres devoiles" y se puso a disposición de un comité de científicos para examinar las demostraciones de los "mediums", sin conseguir que los hombres de ciencia le aceptasen como colaborador. Sucedían por entonces (1905) aquellas famosas materializaciones (ectoplasmas), que eran comprobadas y fotografiadas por el profesor Richet, de París.
Dicksonn dirigió una carta a Richet donde le decía si no creía conveniente la presencia de un prestidigitador en los experimentos sobre la las materializaciones de Argelia y que el había ido siempre que le habían llamado.
Dicksonn dirigió una carta a Richet donde le decía si no creía conveniente la presencia de un prestidigitador en los experimentos sobre la las materializaciones de Argelia y que el había ido siempre que le habían llamado.
Dicksonn no obtuvo respuesta. Años despúes fué sorprendido el fantasma de las materializaciones de Argelia, que era el cochero de la señora del general, y el nombre de Richet fué objeto de las más enconadas burlas.
La revista norteamericana "The Scientific American" había ofrecido un premio de 5.000 dólares a la persona que demostrase ante el mencionado Comité científico, que poseía algún poder nuevo o extraño. Nadie había podido conseguir dicho premio, y a ello había contribuído Houdini, con sus agudas observaciones.
También nos contaba como Houdini, ofertaba 10.000 dólares al que demostrara algún hecho espiritista (imponiendo él las condiciones para evitar el fraude). Con ello conseguía argumentos de mucha fuerza frente a la credulidad apasionada de los incautos y de algunos hombres de ciencia que se dejan engañar por vulgares embaucadores."
01 - El Sol (Madrid. 1917). 181925
El día 10 de Agosto de 1925, Lafora escribía nuevamente en "El Sol" el artículo "Metapsíquica y Fraudes". Esto nos decía :
Facilidad del Engaño
Los aficionados a sesiones de espiritismo, videncia y demás exploraciones de lo maravilloso son, en su mayoría, seres crédulos o semicrédulos, con una disposición innata a admitir lo que es vulgar, a aceptar todo lo sobrenatural. Esta tendencia psicológica es la que les atrae a las sesiones. El "médium" o el prestidigitador, tiene, pues, que esforzarse poco para convencerles. Por esta razón "Wilson", en su artículo sobre Houdini, en "The New Republic" (24 de junio de 1925), dice : "La realidad es, sin embargo, que entre la gente que asiste a las sesiones la dificultad para el "médium" no estriba en convencerles de lo genuino de los fenómenos, sino en no hacer las cosas tan mal, que puedan sospechar los clientes."
Siembre hay numerosas explicaciones plausibles cuando los fenómenos no ocurren ; los mismo con los videntes que con los que realizan sesiones espiritistas. La credulidad de los asistentes llega hasta límites insospechados. Refiere "Wilson" de un "médium" que una vez, en una sesión que no marchaba bien, al darse cuenta de la imposibilidad de sacar la mano para ejecutar en la oscuridad los movimientos de los objetos esperados, se vió obligado a recurrir a tocar con la cara a la cliente, a fin de hacerle sentir la presencia del espíritu. Cuando lo hizo, recordó que estaba sin afeitar y temió se descubriese la superchería; pero la señora le animó diciéndole que había comunicado con la esencia del espíritu bajo la forma de un contacto eléctrico. Esta es la verdadera situación de la benevolencia del aficionado a los fenómenos sobrenaturales. Un mediano prestidigitador está en situación de hacerles aceptar todos los fenómenos imaginables. Ningún hombre de ciencia se encuentra tan preparado para sorprender los "fraudes" como el prestidigitador profesional.
Lo más cómico del caso sucede cuando los hombres de ciencia recurren al testimonio de un acta notarial para que certifique la realidad de los fenómenos observados. Esto sucedía en Madrid con algunas de las comisiones que examinaron a un vidente español. Se pretende en estos casos imponer la infalibilidad del notario ante los posibles trucos de un prestidigitador. Las experiencias de Houdini han echado por tierra esta ingenuidad científica. Un notario es tan fácil de engañar como un matemático o un barítono.
El gran éxito de Houdini, en Norteamerica, ha sido demostrar prácticamente que un prestidigitador, atado de pies y manos, puede manejar sólo con la cabeza un megáfono y sorprender a sus clientes con voces raras y alejadas, y lanzamientos de objetos, exactamente iguales a los que realizan los "médiums" más acreditados, y, por otra parte, que sometiendo a cualquier "médium" a que ejecute sus experiencias en una cámara preparada por Houdini, aquél es incapaz de producir ningún fenómeno sobrenatural. La demostración es evidente.
La habilidad principal de un "médium" consiste, pues, en poderse desligar de la sujeción de los miembros, y con éstos libres, o con la cabeza, ejecutar en la oscuridad o semioscuridad de las sesiones espiritistas los movimientos e infinitos trucos que sorprenden a los clientes, y que ha descrito minuciosamente Dicksonn en su libro "Trues, et mystéres devoilés", algunos de los cuales resumiremos luego.
Francesco Carancini, Italy, circa 1890s?
Esta habilidad para desligarse de los que le sujetan o de las ataduras, es la única condición de un buen "médium". Édouard Claparède lo ha referido minuciosamente en sus investigaciones de Ginebra sobre el "medium italiano Carancini, el famoso imitador de Eusapia Palladino.
Édouard Claparède
El control de los médiums
Nada más difícil y fatigante que el control de un "medium" en la semioscuridad. Cualquier descuido, cualquier fatiga de la atención vigilante, en la larga sesión, es aprovechado por el "médium" para ejecutar un movimiento imperceptible y lanzar un objeto por el espacio. En sus "Remarques sur le controle des médiums" (Archives de psychologie, 1910), cuenta Claparède sus esfuerzos para vigilar a Carancini, en unión de Batelli, Cellerier, Flournoy, Yung, Stern y otros que asistieron a las diez sesiones de experiencias con dicho "médium". El espíritu del cual se valía éste en sus trances se llamaba "Giuseppe". En las sesiones de Londres, Roma y otras capitales se decía haber producido levitaciones, escritura en negro de humo y materializaciones. Los trucos que le sorprendieron en Ginebra fueron variadísimos. El estado de trance era una simulación, pues estaba con los ojos entrenados, observando a los asistentes, y despertaba en seguida que se le soplaba en una oreja. Los fenómenos no ocurrían más que en la oscuridad casi completa y despúes de larga espera.
Se sentaba en una cámara de tela, con una mesa a la derecha, a un metro de distancia, en la que había trompetas, pelotas, piano pequeño y otros objetos, y un velador a la izquierda. Los examinadores se ponían al lado del "médium", procurando sujetarle cada uno un miembro, pues siempre que se hablaba de atárselos se ofendía el "médium" y no lo permitía. Para hacer los fraudes se soltaba una mano o un pie; lo conseguía aproximándola a la otra mano para dar la sensación al examinador en la semioscuridad que tocaba su mano, y cuando conseguía distraer a alguno de los dos que lo sujetaban o engañarles, entonces se producía un fenómeno, consistente en desplazarse un objeto o sonar el piano.
Se le sorprendió golpeando con el pie derecho en la mesa, la cual se había pintado con tiza, que le manchó la bota. Se le sorprendió en un descuido de un examinador escribir con la uña en un plato ahumado la palabra "Pace", para luego ordenar a un asistente que escribiese esta palabra en la tela y verla aparecer en el plato. También fué sorprendido cogiendo una trompeta.
Cuando permitió que se le atasen sólo los pies, no se produjeron ruidos, ni movimientos de la cortina, y cuando permitió que le pusiesen mangas blancas en los brazos para poderlas ver en la oscuridad, no se movieron los objetos de la mesa. De este modo fueron sorprendiéndole en infinidad de trucos que desvirtuaban lo sobrenatural de los fenómenos.
Se le sorprendió golpeando con el pie derecho en la mesa, la cual se había pintado con tiza, que le manchó la bota. Se le sorprendió en un descuido de un examinador escribir con la uña en un plato ahumado la palabra "Pace", para luego ordenar a un asistente que escribiese esta palabra en la tela y verla aparecer en el plato. También fué sorprendido cogiendo una trompeta.
Cuando permitió que se le atasen sólo los pies, no se produjeron ruidos, ni movimientos de la cortina, y cuando permitió que le pusiesen mangas blancas en los brazos para poderlas ver en la oscuridad, no se movieron los objetos de la mesa. De este modo fueron sorprendiéndole en infinidad de trucos que desvirtuaban lo sobrenatural de los fenómenos.
La ventaja de un Houdini sobre estas comisiones científicas como la de Claparède, es que él sabe ejecutar también estos trucos, y sorprende más pronto las habilidades de los supuestos "médiums". Es por tanto, un investigador de la máxima competencia en los problemas del espiritualismo. Ha reunido una de las mejores bibliotecas sobre ocultismo, truquería, fraudes, etcétera, y se atreve a desafiar en público a los productores de los supuestos fenómenos sobrenaturales. Cree que todo es truquería y habilidad.
Fraudes Corrientes
Lafora terminaba recomendando el libro de Dicksonn, que había citado. En él nos decía que podíamos ver la explicación de las llamadas casas embrujadas, las levitaciones, los espíritus golpeadores, las mesas giratorias, la planchita para escribir al dictado de los espíritus, la escritura espontánea sobre papel, la cámara negra, las apariciones sobre el humo, la fotografía de los espíritus, la suspensión del pulso a voluntad, la videncia y la telepatía.
La mayoría de los trucos son una simplicidad increíble. Los únicos que tienen algo de interés psicológico son los de adivinación del pensamiento, que tanto vemos ejecutar en teatros y sesiones privadas. Vean cómo lo describe Dicksonn : "En principio el operador cuenta con manejar la persona que se ofrece para que le adivine el pensamiento. La tiene por la mano, recomendándole que piense enérgicamente, en el acto, y en el orden en que debe ejecutarlo el adivinador, y si éste se equivoca debe pensar en seguida que no es aquéllo y concentrar la atención en lo que tiene que sugerir. En estas condiciones el conductor se convierte en un indicador, y no dejándole avanzar en los errores, le da la vía que debe seguir. En suma : el fenómeno marcha un poco al azar, ciegamente, guiado por la mano del conductor y por el juego de la fisonomía de los espectadores, en cuyos gestos lee el adivinador cúando "quema" como se dice en el juego del escondite. Cuando no sale bien una experiencia, por casualidad, el adivinador pretexta falta de energía del conductor o la intervención de una voluntad extraña. Aparte de estos posibles errores y para evitarlos, los adivinos cuentan con colaboradores diseminados por la sala de los teatros, con los que consiguen un éxito contante con que contrarrestar los errores cometidos con individuos del público desconocido.
Estando en Buenos Aires, hace dos años, nos invitaron en una ilustre casa a una sesión de adivinación del pensamiento. Actuaba de adivino uno de esos numerosos magos italianos que llenan nuestros teatros. Ejecutaba, vendados los ojos y sin que nadie le acompañase, ni le tocase con la mano, los actos que un grupo de asistentes imaginaba. En un silencio completo empezaba a orientarse en la habitación con movimientos nerviosos y dudando antes de cada paso, pero al final resolvía todos los mandatos. Observamos que utilizaba como guía para sus movimientos el murmullo o los movimientos involuntarios de admiración que entre los asistentes producía cuando, tanteando en el espacio, señalaba la parte por donde "quemaba"; así iba lentamente corrigiendo sus errores, hasta realizar el acto que se le pedía. Percatados de este truco, conseguimos que la audiencia, compuesta principalmente de señoras y de algún caballero, permaneciese completamente inmóvil y sin ninguna manifestación de asombro; desde aquel momento el fracaso del adivino fué rotundo; no acertó ni aproximadamente ninguno de los cinco actos que se pensaron, y, por fin, se despidió algo irritado con nosotros y prometiendo avisarnos otro día para demostrarnos la realidad de sus facultades. Hasta ahora no lo ha hecho.
Cuando se ha leído algo sobre la cuestión, resulta muy fácil percatarse de las nuevas habilidades que cada uno de estos supuestos adivinos exhibe. No menos interesantes son los trucos de los videntes; pero no nos queda espacio para tratarlo.
DR. G. R. Lafora
03 - El Sol (Madrid. 1917). 1081925
Encontré además varias referencias a espectáculos de teatro con visión a través de los cuerpos opacos y a supuestos poderes del espiritísmo. Posteriormente esto es enseñado por supuestos parapsicólogos.
08 - Imperio Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S. Año II Número 353 - 1937 Diciembre 21 prensa_0327
09 - Azul órgano de la Falange Española de las J.O.N.S. Año II Número 453 - 1938 marzo 19 prensa_0332
10 - Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos Año LXXXIX Número 30958 - 1938 marzo 19 prensa_0155
12 - Hoja oficial de la provincia de Barcelona Año XXXVIII Número 1676 - 1971 Abril 12 prensa_0622
13 - Hoja oficial de la provincia de Barcelona Año XXXVIII Número 1720 - 1972 Febrero 14 prensa_0252
Lafora vs Argamasilla :
El doctor Lafora tuvo varias respuestas en su mismo periódico de defensores de Argamasilla y del propio Argamasilla y su padre el Marqués. Otros periódicos también se hicieron eco de estas discusiones y contribuyeron lo suyo.
Ahora veremos lo que dijo Lafora de Argamasilla 1 de Agosto de 1925 en el periódico "El Sol" y la respuesta de Argamasilla el 8 de Agosto.
El 1 de agosto Lafora hablaba de lo que había publicado la prensa española sobre lo ocurrido con Houdini y contaba lo que los otros periódicos españoles no contaron : Habla de como los hombres de Ciencia habían dado su visto bueno a Argamasilla y como se habían mofado de los científicos y de los escépticos. Se exigía "creer" en el fenómeno para ir a observarlo, y esto era ya de por sí ridículo en gran parte.
Leía en el artículo de "Wilson" en "The New Republic", que Houdini había sorprendido los trucos del joven Argamasilla. En el "The New York Herald Tribune" leía también que Houdini declaraba haber sorprendido al muchacho español Argamasilla, que había sido creído por Richet y también hablaban de que había escrito el folleto sobre Mr Crandon y Argamasilla.
El 8 de Agosto el periódico "el Sol", publicaba la carta enviada por Joaquín María Argamasilla de la Cerda el 5 de Agosto de 1925. En ella decía :
Señor director de EL SOL.
Muy distinguido señor mio : En el número del periódico que usted dirige, correspondiente al sábado 1, apareció un artículo titulado "Espiritismo, videncia y engaños", firmado por el doctor Gonzalo R. Lafora, en el que, recogiendo referencias inexactas, aparezco, bajo la fe del prestidigitador Houdini, como un embaucador y un farsante que ha logrado engañar, con una pretendida facultad nueva de visión, a centenares de personas sabias y con un legado, hasta un comité de doctores de Nueva York, con mayor perspicacia ha proclamado mi falta de honradez, arrojándome al montón de los impostores.
Creo no tener necesidad de invocar otra cosa que la caballerosidad de usted para ver publicadas en las mismas columnas de ese diario las siguientes manifestaciones :
Durante mi estancia del año pasado en la gran ciudad americana, fuéme presentado particularmente, y sin carácter científico, el prestidigitador Houdini, que, después de presenciar varias experiencias mías de visión a través de metal con cajas herméticamente cerradas, maravillado del éxito, vió el descubrimiento de la nueva facultad humana, que seguramente no soy el único en poseer, un filón a explotar. En su carácter de americano práctico y hombre de espectáculo a tanto la entrada, me propuso una Asociación, que ni mi condición social ni el espíritu que me anima al prestarme, como no vengo prestando, a las aludidas experiencias, me permitían aceptar. Fué entonces cuando, por primera vez, anunció Houdini en la prensa que yo tenía un truco que me había permitido engañar a todo el mundo en Madrid y París, añadiendo que él haría lo mismo si le dejaba las cajas de que yo me había servido. Accedí a sus pretensiones, y aunque, convencido ya de su mala fe, en una numerosa reunión habida en los salones del hotel Pensilvania, mientras yo probé por centésima vez la realidad de la "Metasomoscopia" -nombre con que ya es conocida esta modalidad de visión-, él no pudo cumplir su palabra, con lo que mi triunfo fué completo, y de ello dieron cuenta los periódicos de América y algunos corresponsales de Madrid.
Amargado aún más por este contratiempo que él buscó, continuó Houdini atribuyéndome la imbécil obsesión de engañar por engañar, "sin provecho y con deshonra", haciendome a la vez el honor de cederme el principado mundial de la prestidigitación que él dice poseer. Con posterioridad a mi regreso, he sabido de la publicación del citado doctor R. Lafora. La insolvencia en todos los terrenos de Houdini me han hecho desistir, por ahora, de un proceso que mis amigos de Nueva York me invitaban le siguiera. En cuanto al Comité al que se refiere el doctor Lafora, formado por sabios profesores, en unión del repetido Houdini, es ésta la primera noticia que de él tengo. Quizá sea de la misma realidad que aquella otra Comisión de sabios españoles que el doctor R. Lafora creyó y dijo habíase formado en Madrid, presidido por Ramón y Cajal, de la que tampoco tuvimos el menor conocimiento.
Dice el doctor Lafora que mi padre le negó pudiera experimentar conmigo; pero esto es una falta de memoria del articulista que quedará subsanada en cuento yo le recuerde, como lo hago, la carta que escribió a mi padre en contestación a la invitación de éste, en la que le decía que no podía ir a nuestra casa de Madrid con aquel objeto, por salir a los pocos días para América. Es verdad que después, cuando ya me había significado cierta malevolencia inexplicable, por modo indirecto he sabido su deseo de presenciar mis experiencias. Usted comprenderá que en estas condiciones ya no podía ni puedo, dignamente sujetarme a un control del que ninguna necesidad tengo. Otra cosa sería -con esto creo llego al límite de la condescendencia- si el doctor R. Lafora, comprendiendo y declarando lo ligeramente que ha obrado en este asunto, cambiara de actitud para conmigo.
Gracias, señor director. Joaquín María Argamasilla de la Cerda.
RESPUESTA AL SR. ARGAMASILLA
En contestación a su carta, tengo que decir que me he limitado a traducir revistas y periódicos serios norteamericanos, los cuales citaba, que refería sobre las afirmaciones de Houdini. Sería bueno que el señor Argamasilla pusiese de parte otro tanto, refiriéndome revistas y artículos de hombres respetables de Norteamérica que aceptaron su facultad nueva. Yo declaro lealmente que soy siempre escéptico de lo extraordinario mientras no haya suficiente número de pruebas. Con respecto al señor Argamasilla, lo he sido también, y noblemente he manifestado algunas condiciones que consideraba necesarias para su estudio, entre ellas la ausencia de personas de su familia durante la experimentación, pues siempre se a considerado esto como una condición imprescindible por todos los que han publicado algo sobre el control de los fenómenos metapsíquicos. Esta parece que ha sido la única ofensa que he hecho al señor marqués de Santa Cara, padre del Sr. Argamasilla, la que ha dado lugar a que se me negase el observar el fenómeno de la visión a través de los metales. Por lo más, la comisión norteamericana a la que aludía viene citada en uno de los artículos que yo refería; respecto a la española, a la que hace alusión el Sr. Argamasilla sólo diré que estuvo organizándose por indicación de una alta personalidad, el profesor Ramón y Cajal. A mí me lo comunicó uno de los miembros de dicha comisión que no llegó a actuar. Le será facil comprobarlo al Sr. Argamasilla si tiene interés en poner las cosas en su punto.
Me interesa afirmar, que no he tenido malevolencia al Sr. Argamasilla, quien no tengo el gusto de conocer, sino que he manifestado incredulidad ante el fenómeno, mi deseo de observarlo personalmente, lo cual creo no debe confundirse con la animadversión. Debe recordar el Sr. Argamasilla que la carta mía que menciona, en contestación a la que me escribió su señor padre aplazando varios días nuestras cita, porque consideraba fatigado para las pruebas al Sr. Argamasilla. Siempre dispuesto a conocerle y observarle quedo.
Gonzalo R Lafora - Agosto 1925
02 - El Sol (Madrid. 1917). 881925
El 10 de Octubre, E. Gomez Sebastian publicaba en "El Sol" una respuesta a el doctor Lafora. Decía lo siguiente :
Las lineas que siguen son comentarios y observaciones a la campaña que viene haciendo el Sr. Lafora contra el espiritismo, y aunque en uno de sus párrafos habla del espiritualismo, no creo que a éste se refiera; pero conviene hacer esta aclaración porque hay mucha gente que confunde los dos términos considerándolos como sinónimos. Y hay una diferencia. La de que todos los espiritistas son espiritualistas y no todos los espiritualistas son espiritistas.
Ante todo, y con el fin de no prejuzgar la cuestión, declaro honradamente que yo no soy ni lo uno ni lo otro, porque no profeso sus creencias, y para llamarse espiritista es preciso admitir la fenomenología y sus causas, su credo y su filosofía. Las causas que sus partidarios hacen intervenir como productoras de los fenómenos las separaremos desde ahora, dejándolas para los espiritistas puros, ya que la ciencia en general está conforme con su no admisión.
Pero otra cosa sucede con los fenómenos. Después de la aseveración de hombres de tan justa honradez y de tan alto mérito científico como Richet, William Crookes, Lombroso, Ochorowiez, el español Otero Acevedo y muchos otros, que comprobaron cientificamente la realidad objetiva de todos los fenómenos espiritistas, hay que concluir forzosamente por suponer que existe algo más que fraude y prestidigitación.
Innegable es asimismo que personas poco escrupulosas han comercializado y comercian con la credulidad de las gentes, y que en ellas los fenómenos mediumnicos, quedan reducidos a una burda y a veces una muy bien preparada superchería. A esos médiums sorprendidos en fragante simulación bien está que se los persiga y se les haga sentir la sanción de las leyes. Estoy bien seguro de que todos los espiritistas de corazón aplaudirían esa medida. Pero de eso a igualar a todos los médiums, considerándolos como prestidigitadores, hay una enorme diferencia y una grandísima injusticia. Es como si comprobásemos la existencia de un ladrón y concluyésemos afirmando que todos los hombres son ladrones por el hecho de ser hombres.
La posibilidad de simular un fenómeno no excluye la certeza del mismo. Hay muchas cosas que se pueden fingir, y no dejan por eso de ser verdaderas. La misma medicina ha sido explotada por charlatanes y vividores, y sin embargo, nadie ha osado ponerla en duda por ese solo hecho. Todos o casi todos los fenómenos del hipnotismo -hermano del espiritismo fenoménico- pueden simularse, y, a pesar de ello, ya hoy no se niega su certeza. Si nos fijamos bien en el proceso evolutivo del moderno espiritismo, veremos que es idéntico al que siguió al mesmerismo hasta transformarse en hipnotismo; es decir, hasta que la ciencia oficial reconoció su certeza y, limpiándose de prejuicios, aumentó con él su caudal de conocimientos. Hubo entonces, como ahora, comisiones que afirmaban o negaban su posibilidad, persecuciones contra los supuestos impostores, apasionamientos, discusiones, etc... tanto que la Academia de Medicina de París, en 1784, llegó a publicar una declaración condenando las prácticas hipnóticas y afirmando -como hoy en espiritismo. que todo era superchería y engaño. Y sin embargo, transcurrido medio siglo, la ciencia se vió obligada a reconocer su existencia fuera de toda duda racional...
Con estos antecedentes, no es descabellado suponer que una vez que el espiritismo se limpie de su apariencia de sobrenatural y misteriosa se ha de reconocer su existencia, como se reconoció la del hipnotismo...
Es evidente que aún no se ha dicho sobre espiritismo la última palabra, y mientras ésta no se pronuncie, las ideas precoces indicarán siempre un apasionamiento y una ligereza, porque, como muy bien dice el doctor Lafora, los sabios son tan fáciles de engañar como los demás hombres, incluso los prestidigitadores. Y es posible que las personalidades científicas que comprobaron los fenómenos metapsíquicos hayan sido engañadas; pero también es posible que la comisión de que en Norteamérica forma parte Houdini, éste engañada por éste, y aún que el célebre prestidigitador esté equivocado en sus apreciaciones. Que en el terreno de las posibilidades pueden incluirse casi todas las cosas.
Y respecto al prestidigitador Houdini, muy respetable dentro de su arte, si hemos de creer al vidente español Sr Argamasilla, al proponerle un negocio sucio y denigrante como le propuso, ya no tiene derecho ni autoridad para hablar en serio de los fenómenos metapsíquicos. Y es muy de lamentar que el Sr. Argamasilla no haya seguido ninguna acción contra él, porque si la ley es ley para todos a él debe aplicarse lo mismo que a los farsantes que persigue.
Uno de los fenómenos que el prestidigitador Houdini se vería muy apurado para simular sospecho que sería el llamado "escritura telepática". Y hasta podrían desafiarle a que lo consiguiese sin intervención de ninguna clase de compadrazgo. Y, sin embargo, este fenómeno es uno de los más corrientes entre los médiums, no más que medianamente desarrollados.
Y desde luego, por las "demostraciones" de Houdini, resultan difíciles de explicar los fenómenos, en el caso de que los médiums sean personas de corta edad, como acontecía con los iniciadores del espiritismo en el condado de Wayne (Norteamérica), que, siendo dos niñas de quince y doce años, producían desplazamientos de objetos muy pesados sin contacto, ruidos extraños y muchas de las variedades de estos fenómenos. Repito que es difícil explicar esto, a menos de admitir que desde su nacimiento hayan sido adiestradas por el propio Houdini.
E. Gomez Sebastían
04 - El Sol (Madrid. 1917). 10101925, página 2
El día 29 de Noviembre, Eduardo Ortega y Gasset, escribía en el periódico "La Libertad" :
¿Será posible que todos esos fenómenos extraños inhabituales; la telepatía, la visión a distancia, la visión a través de los cuerpos opacos y otros muchos aún más sorprendentes, puedan llegar a formar una ciencia? Si los hechos son ciertos, si están comprobados por numerosos experimentos que excluyen la posibilidad de un fraude, es evidente que la ciencia debe preocuparse de ellos. El hecho de que no estén explicados no es motivo para negar el positivo interés que existe en descubrir toda una área, aún inexplorada, de la subconsciencia. Richet nos relata en su lección numerosos casos, presenciados por él mismo, y en los que ha adoptado inequívocas garantías de certeza, del fenómeno que denomina "criptestesia", o sea el de leer cartas cerradas o ver objetos ocultos. Famoso es el caso del hijo del marqués de Santa Cara, que, a través de una caja hermética o con los ojos vendados y ligeramente oprimidos con un algodón, lee cuantos escritos se depositan dentro, o ve la hora de un reloj de tapa, cerrado. Richet habla de los cosas de Kahn, Ossowistsky y Reese.
- ¿Habrá -se pregunta- otras vías que las sensoriales ordinarias: la vista, el tacto, etcétera, para llegar a conocer la realidad? Algunos seres tienen esta capacidad, que generalmente es nula o muy débil, aguzada. La ciencia abre una nueva y apasionada interrogación, se asoma a los abismos misteriosos que bordean la maravilla y trata de buscar explicación a los milagros que pasmaron a las multitudes.
Yo no tengo por qué dar una opinión, que científicamente carecería de valor y autoridad. Ni creo ni niego. Como hombre curioso que desea fomentar esa curiosidad, por no saber que es el motor espiritual más delicado, miro, examino, me intereso por la vida que pasa a mi lado, y en este caso además, admiro al anciano de setenta y cinco años que durante su medio siglo de ejercer la enseñanza, abre sus ventanas a los más audaces vislumbres del porvenir.
Eduardo Ortega y Gasset
05 - La Libertad Año VII Número 1774 - 1925 noviembre 29 prensa_0409
El almanaque Bailly-Bailliere de 1925 recogía los experimentos del hijo del marqués de Santa Cara ante los reyes.
14 - Almanaque Bailly-Bailliere. 1925, página 191
El 17 de Febrero de 1926, Lafora vuelve a hacerse eco del desenmascaramiento de Argamasilla por Houdini, tema tratado en el anterior artículo de Argamasilla vs Houdini.
Además añade las críticas previas de observadores Españoles. Esto decía :
No se crea, sin embargo, que ha sido Houdini el primero y el único que ha sorprendido los métodos utilizados por el Sr. Argamasilla, pues ya en España, antes que éste fuese a América, hubo observadores que sorprendieron los mismos trucos que luego vió Houdini. Aunque ninguno de estos observadores se haya decidido a publicarlo, rehuyendo toda discusión pública en los momentos de mayor auge de Prensa para el Sr. Argamasilla, no por eso dejaron de comunicarlo a sus conocidos y amistades.
Tanto el profesor de Filosofía de la Facultad de Medicina, doctor J. Negrín, como el escritor señor Araquistain, que observaron al señor Argamasilla, conjuntamente, en su casa, pudieron comprobar las maniobras de éste para ver a través de las rendijas que producía en las cajas metálicas. Obtuvieron la prueba de su sospecha introduciendo escritos en sus límites para que no pudieran ser vistos a través de la rendija, por mucho que se moviera la caja. Así comprobaron que el Sr. Argamasilla sólo leía lo que estaba escrito en el centro de la tarjeta, es decir, lo que podía enfocarse por la rendija, pero nunca lo que estaba escrito en los bordes. También pudieron percibir la maniobra de abrir hábilmente la tapa del reloj, como describía Houdini.
Sabemos también que el profesor de Análisis Químico de la Facultad de Farmacia, doctor J. Casares Gil, refirió, en 1924, a amigos suyos semejantes observaciones, y que habiendo entregado al Sr. Argamasilla un reloj con tapa cerrada y sujeta con un alambre, no pudo leer aquél ni una sola vez la hora que señalaba; mientras que en experiencias anteriores, sin el control del alambre, había leído repetidamente la posición de las manillas del reloj.
Sabemos también que el doctor Casares se quejaba de la burla que aquellas experiencias representaban para los hombres de ciencia españoles y para la Real Academia de Ciencias. Esto nos ha referido un testigo que oyó expresarse así al doctor Casares en la travesía de Buenos Aires, cuando nuestro sabio químico fué allá, invitado por la Asociación Española a dar conferencias científicas.
Sabemos también que el doctor Casares se quejaba de la burla que aquellas experiencias representaban para los hombres de ciencia españoles y para la Real Academia de Ciencias. Esto nos ha referido un testigo que oyó expresarse así al doctor Casares en la travesía de Buenos Aires, cuando nuestro sabio químico fué allá, invitado por la Asociación Española a dar conferencias científicas.
Gonzalo R. Lafora Febrero 1926.
01 - El Sol (Madrid. 1917). 1721926
Al día siguiente Lafora volvía escribir en "El Sol" la continuación de su artículo sobre Argamasilla. Continuaba diciendo :
El lector que haya seguido las descripciones anteriores de observadores adversos a la supuesta visión supernormal, habrá sacado probablemente, la impresión de que el Sr. Argamasilla es un mixtificador consciente, "fenomenal mixtificador" lo llama Houdini en su folleto), que durante varios años ha estado sorprendiendo a numerosos hombres de ciencia y a personalidades eminentes de los artes y de la nobleza. Esta opinión nos parece injusta con el Sr. Argamasilla. No es posible creer que desde tan joven (a los quince o diez y seis años se inició su pretendida facultad, según tenemos entendido) se tenga un deseo tan megalómano de burlar la buena fe de tan importantes personas.
Para nosotros, el proceso psicológico del caso Argamasilla es muy distinto y enteramente diculpable. Es un caso de inducción, o mejor dicho, de sugestión. Conocidas son las aficiones exaltadas del marqués de Santa Cara, padre del Sr. Argamasilla, por los fenómenos metapsíquicos e hipnóticos. Recientemente ha fundado una Sociedad de Estudios Metapsíquicos y una revista. Si un niño, desde su infancia primera, oye constantemente conversaciones sobre fenómenos supernormales, sobre la posibilidad de la transposición de los sentidos, según la manera de Rochas, y ve a diario ensayos hipnóticos, o quizás es sometido a ellos, no tiene nada de extraño que al intentar su padre desarrollar en él su plena adolescencia, una nueva facultad visual se sugestione y crea ver sin los ojos lo que realiza meramente con los ojos. Merced a trucos especiales, de los que casi no se da cuenta él mismo, aturdido por el entusiasmo producido en los testigos y singularmente en la familia propia, queda convencido de su anormalidad sensorial por su pruebas de visión a través de los metales. La repetición de las pruebas consolida la autosugestión inducida.
Despúes, las experiencias ante personas famosas y sus nuevos éxitos, la publicidad y el ser objeto de una general curiosidad, refuerzan la autosugestión del vidente, que queda totalmente compenetrado de la realidad de su visión supernormal y efectúa los trucos en un estado de semiconsciencia autosugestiva.
Pero cuando la crítica adversa pone en claro y hace pública la técnica hábil y perfectamente normal de que se sirve para ver, entonces el sujeto se hace consciente de la irrealidad del fenómeno, de las certeza de las críticas adversas, y desea abandonar ya su pretendida facultad. Así nos explicamos que el Sr. Argamasilla haya dicho a varios amigos suyos que está ya cansado de las sesiones a que le lleva su padre, espiritista convencido hasta lo increíble de la facultad de su hijo, a la que ha bautizado con el epíteto de la "metasomoscopia", y entusiasta de sus descubrimientos científicos en la metapsíquica.
¿Como poder abandonar ya a estas alturas la popularidad conseguida y evitar nuevos fracasos ante curiosos escépticos? Esta es la difícil situación actual del Sr. Argamasilla (hijo). Repetidamente ha dicho a amigos suyos que ya va perdiendo la facultad supernormal, y que sólo raros días puede ver algo. Estamos seguros que no tardará mucho en quedarse totalmente ciego "metasomoscópicamente", como diría el marqués de Santa Cara.
Es la trayectoria psicológica de un caso más de sugestión colectiva. El padre ha sugestionado al hijo de buena fe, y el hijo ha sugestionado al padre con las demostraciones de su facultad supernormal. Luego el ambiente propicio en que se han desenvuelto ambos ha contribuído a crear la sugestión colectiva. He aquí explicada esta colosal mixtificación involuntaria, que tanto ha dado que hablar a la Prensa.
Tratemos ahora del aspecto contrario a la cuestión : de las pruebas, comprobaciones y teorías de los que han examinado el caso Argamasilla y han quedado convencidos de la realidad de la visión a través de los metales.
Deseamos que el lector se dé cuenta de ambos lados de la discusión y de nuestra posición independiente, pero acentuadamente escéptica, aunque siempre propicia a declarar la verdad si los hechos, ejecutados con las debidas precauciones, nos convencen.
El REVERSO DE LA MEDALLA.
Frente a los escritos de Houdini y sus acusaciones de fraude, tenemos el libro del Sr. Menéndez Ormaza "La luz negra o la visión a través de los cuerpos opacos de 1923", resumiendo una serie de artículos sobre el caso del señor Argamasilla, publicados en "El Imparcial". Refiere en él su autor las diversas sesiones a que asistió en la casa del Sr. Argamasilla, su amigo, y comprobó, con otros testigos, la facilidad con que el joven Argamasilla lee lo escrito en los papeles introducidos en las cajas metálicas que tiene el Sr. Argamasilla y la lectura de las manillas de relojes con la tapa cerrada.
Seguro el Sr. Menéndez Ormaza de la realidad del fenómeno, lleva un notario, D. Cándido Casanueva y Gorjón, a la casa del Sr. Argamasilla para que ésta extienda un acta confirmando dichos fenómenos ante la presencia de D. Francisco A. de Icaza, escritor y diplomático; D. Manuel Maluquer, ingeniero de Caminos, y el marqués de Santa Cara, padre del Sr. Argamasilla. Convencido de la seguridad de esta prueba, escribe : "La visión a través de los cuerpos opacos es un hecho innegable." "Un acta notarial que no deja lugar a dudas."
No puede pedirse mayor buena fe ni más correción al Sr. Menéndez Ormaza. Para evitar la lectura por transmisión del pensamiento, el Sr. Menéndez Ormaza introduce en las cajas metálicas fragmentos de libros que él mismo ignora lo que dicen, y, sorprendido, ve cómo los lee el joven Sr. Argamasilla, "rebosante de salud en sus diez y siete años de futbolista", según nos refiere el Sr. Menéndez Ormaza. He aquí como refeire el acto : "Al cabo de unos cinco minutos de tantear distancias, retirando y acercando la cajita, cerrada y atada con una cinta, a sus vendados ojos, el muchacho comenzó a deletrear, un anuncio farmacéutico, notificándonos antes que el papel estaba rasgado por uno de los bordes."
Se comprende la sorpresa y el entusiasmo del Sr. Mene´ndez Ormaza, el cual observa que el sano muchachote "no daba la menor muestra de nerviosidad ni de cansancio", a la inversa de esos otros videntes neuróticos que se han publicado y que muestran gran fatiga despúes de los esfuerzos de concentración de su facultad ignota.
El Sr. Menéndez Ormaza corre entusiasmado a su casa (así nos lo refiere en la página 46 del libro), y despúes de revisar varios libros que recuerda haber leído, da con "La evolución de las fuerzas" de Gustavo Le Bon, donde en la página 300 trata de la visión a través de los cuerpos opacos, y emite la teoría de rayos invisibles que atraviesan los cuerpos opacos y pueden impresionar la retina, los cuales designa con el nombre de luz negra.
No contento con esto, pide el señor Menéndez Ormaza su opinión al Sr. Maluquer, autor de un interesante libro sobre "Teoría integral de la visión", quien afirma que el caso es perfectamente explicable dentro de su teoría, y en un lago artículo resume la opinión técnica de dicho sabio ingeniero, quien atribuye la susodicha facultad de unos rayos especiales de luz negra que atraviesan muchos cuerpos opacos e impresionan la retina, y que fueron descubiertos por Charpentier. Lo único que no puede explicarse el Sr. Maluquer es cómo puede diferenciar también los colores el vidente Argamasilla, pues "los colores son patrimonio de ondas especiales de luz visible", y "no se explica de momento cómo pueden darlos ondas extrañas"(página 118).
He aquí dos hombres de ciencia teorizando para poder incluir dentro de una teoría previa un hecho inexplicable y contradictorio, que debió ponerlos más en guardia en sus precauciones experimentales.
Es lo único que ha faltado en la investigación de Menéndez : precaución experimental y examen cuidadoso de las cajas metálicas. En ninguno de los pasajes de su interesante libro vemos menor alusión a este examen, que le hubiera dado la clave del fenómeno y una explicación más sencilla y menos científica de los hechos.
Entre los numerosos absurdos chocantes de las pruebas del señor Argamasilla está el de que dice generalmente que no ve a través del cartón o papel, y en cambio lo hace a través de los algodones y pañuelo o venda que se pone ante los ojos, olvidando que la pasta de papel es de composición parecida a aquéllos. ¿Como no se le ha ocurrido a ningún investigador suprimir el algodón y el pañuelo de los ojos del vidente y, en cambio, ponerlo envolviendo las cajas metálicas? Si no impedía el paso de los rayos a través de los párpados, tampoco lo impediría al envolver las cajas metálicas.
Estas y otras contrapruebas parece incomprensible que se les hayan escapado a hombres de ciencia e investigación.
El mismo Sr. Menéndez Ormaza anota la opacidad del papel a los rayos supuestos (página 10), pues interponiéndolo "sin conocimiento del sujeto, éste deja de ver instantáneamente". No obstante, en algunas de sus experiencias (página 58) dice que el vidente pudo ver a través de cajas de madera, pero no a través de una de porcelana blanca.
De modo que el vidente no puede ver a través de una caja metálica envuelta en papel, que es de celulosa, y, en cambio, puede ver a través de una caja de madera de mayor espesor, en la que la celulosa abunda. Lo contradictorio en este caso rebasa los límites de lo aceptable.
Convengamos que el análisis metículoso del caso Argamasilla infunde el escepticismo a los que no hemos tenido ocasión de observarlo.
Terminaermos este tema en un próximo artículo.
Dr. Gonzalo R. Lafora - Febrero 1926
02 - El Sol (Madrid. 1917). 1821926, página 1
El 19 de Febrero, en el mismo periódico, Lafora continuaba con lo prometido :
No pretendemos haber desengañado a aquellas personalidades más convencidas de lo genuino del fenómeno de la visión a través de los metales del Sr. Argamasilla, y los que aún tengan razones que presentar en defensa de la realidad de la visión pretendida, sería conveniente que las expusiesen públicamente en interés de la ciencia...
Sería interesantísimo leer la opinión crítica de personalidades científicas de tan alto valer como el profesor Torres Quevedo, o el profesor Blas Cabrera, o el profesor Amalio Gimeno, que, convencidos del Sr. Argamasilla, no tuvieron inconveniente en declararlo numerosas veces, y alguno de ellos en consignarlo por escrito.
Bástemos recordar que el doctor Amalio Gimeno ha escrito lo siguiente :
"Cuando hube referido cuanto había yo comprobado a algunos de mis colegas de la Real Academia de Ciencias, se apresuraron a expresarme su deseo de presenciar una sesión semejante que, gracias a la amabilidad del marqués de Santa Cara, tuvo lugar en su casa. Los experimentos realizados tuvieron un éxito absoluto... Allí estabamos el Sr. Torres Quevedo, ingeniero ilustre, universalmente conocido, el Sr. Castellarnáu, ingeniero también de sólida reputación; el Sr. Cabrera, profesor de Electricidad y Magnetismo en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid; el doctor V. Gimeno, mi hijo, de la Real Academia de Medicina. Comprobamos los hechos, siguieron los comentarios y las hipótesis. Ninguna de ellas satisfizo y nos vimos obligados reconocer que es imposible por el momento encontrar una explicación satisfactoria."
Esperemos que nuestra incitación respetuosa haga salir a alguno de estos testigos de mayor excepción del silencio en que se mantienen en estos últimos tiempos.
Comprobación necesaria
La explicación del mecanismo de la visión del Sr. Argamasilla dada por los profesores Negrín, Casares Gil y el escritor Araquistain, coincidente en un todo con la publicada por Houdini en Norteamérica, nos dan la impresión de una observación correcta por parte de estos diversos observadores.
Esta coincidencia y nuestro escepticismo sobre los fenómenos supernormales nos hacen inclinar a la creencia que la visión a través de los metales no existe en el caso del Sr. Argamasilla, a pesar de la opinión favorable de personalidades científicas de tan altos prestigios.
Lo que resulta de todas estas experiencias contradictorias, es que no tienen valor probatorio alguno en tanto no se tomen medidas para evitar el fraude anotado por diversos observadores. Es preciso, por tanto, establecer ciertas condiciones de experimentación, para aceptar o rechazar una vez para siempre la pretensión de una visión supernormal. Creemos necesaria tal comprobación por el prestigio de los hombres de ciencia que han intervenido en este asunto.
Estas condiciones serían : el presentar diez cajas de hojalata, cada una conteniendo un cartón con una palabra escrita, y soldadas al estaño las tapaderas. Cada caja llevará un número grabado para que el vidente pueda dictar la palabra que corresponde al número de la caja. Una vez leídas las diez, se procederá a su comprobación, abriéndolas con sus abrelatas. Las cajas serán rectangulares y sin pintura ninguna, según exige el señor Argamasilla. Si un día el vidente nota que no posee la facultad, se repetirá la prueba otro u otros días, hasta que el vidente haya leído a su entera satisfacción el contenido de las diez latas. Podrán asistir a las pruebas los testigos de otras experiencias favorables y adversas al Sr. Argamasilla y un notario que levante acta de lo ocurrido.
Parace innecesario vendar los ojos al Sr. Argamasilla (permitiéndosele abrirlos y cerrarlos a su conveniencia), toda vez que la visión a través de los metales y las cajas estén herméticamente cerradas. En experiencias con otros objetos será imprescindible que Sr. Argamasilla no toque los objetos con las manos, pudiendo manejarlos con pinzas o con una paleta, a fin de aproximarlos o alejarlos para enfocar.
Nos ofrecemos a preparar las cajas metálicas de hojalata que indicamos, si nadie quiere tomarse esa molestia. Como tenemos la seguridad de que el Sr. Argamasilla no lee lo oculto tras metal por el mecanismo de la tranmisión del pensamiento, se podrá llevar bajo sobre cerrado una lista de las diez palabras ocultas y del número de cada una, que se abrirá al final de la prueba para confrontarla con la lista que dicte el Sr. Argamasilla y con los cartones contenidos en las cajas.
Esperamos de la rectitud y caballerosidad del Sr. Menéndez Ormaza que, en interés de la ciencia, invite a los Sres, Argamasilla a aceptar los detalles de esta prueba y fijar fecha y lugar de su ejecución. Sería interesante el invitar al mismo notario D. Cándido Casanueva y Gorjón, que testificó en las anteriores pruebas del Sr. Menéndez Ormaza, y que quedó convencido de la realidad del fenómeno, para que testificase también en ésta.
Creemos que ésta sería una prueba incontrovertible e indudable de la realidad o no realidad de la visión "metasomoscópica" del señor Argamasilla...
Entendemos que el rehuir esta prueba controlada significaría la aceptación, por parte del Sr. Argamasilla, de las críticas adversas de los investigadores españoles que primero señalaron los mecanismos, y de las del Sr. Houdini, que luego las publicó en Norteamérica...
Por último Lafora nos dice que no debía extrañar el escepticismo de los médicos, como el, hacia los fenómenos supernormales. Aunque pudiera estar equivocada, era una opinión lógica...
También decía :
Toda sensación visual debe, pues seguir esa ruta fisiológica y no otra, pues en ninguna otra parte del organismo hay órganos diferenciados para recoger los rayos luminosos y convertirlos en sensación del color y de la forma...
Cuando se han leído unos cuantos libros de experiencias de facultades supernormales y críticas de estas experiencias, se adquiere un escepticismo difícil de modificar, decía Lafora, a no ser por pruebas muy convincentes y libres de toda causa de error o sugestión.
En los trabajos que varios psicólogos han hecho sobre el caso "Margery", o señora Crandon de Boston, y que procuraremos aportar en otra serie de artículos, verá el lector curioso cómo se aguzan cada vez más las condiciones de experimentación para evitar fraudes involuntarios por parte de la "médium", y cómo se llega así a desmontar la irrealidad del fenómeno, que sin estas precauciones había convencido antes a tantos observadores.
Terminaba diciendo : En el caso Argamasilla no afirmamos ni negamos nada. Sólo nos hemos limitado a exponer las opiniones de los que le han observado, y a manifestar nuestra duda sobre la realidad de la visión a través de los metales. Pero siempre repetiremos que nuestra actitud escéptica variará ante una demostración convincente.
Ese mismo día también publicaban cartas de Joaquín Argamasilla donde decía _
Muy señor mío : En el número 2.663 del periódico que usted dirige vuelve el doctor R. Lafora, por cuarta o quinta vez, a ocuparse de mí para atribuirme simulaciones y trucos deshonrosos en las experiencias a que me he prestado, sin solicitar jamás a nadie, de visión paranormal.
Tamaña insitencia, despúes de lo rectificado por mí en otras ocasiones, y el caracter puramente personal, sin interés ninguno para el público, que el doctor R. Lafora ha dado a sus acusaciones injuriosas, me impiden continuar esta cuestión en la Prensa. Pero a la vez que me dispongo a usted, amparado en su caballerosidad -no creo necesitar invocar mi derecho-, que ordene la inserción, en el mismo lugar en que ha aparecido el escrito del doctor Lafora, de las cartas cuyas copias remito adjuntas y de los presentes renglones.
Le da por ello las gracias su seguro servidor Joaquín María Argamasilla de la Cerda - 17 febrero 1926
Nuestro muy distinguido amigo :
Despúes de leer el artículo que publica el doctor Lafora en EL SOL de esta mañana, tenemos el gusto de manifestar a usted que recordamos varios expermientos que realizó usted en nuestra presencia, en los cuales creemos haber tomado todas las precauciones necesarias para afirmar rotundamente que es absolutamente imposible que utilizara usted ninguna rendija de las cajas metálicas para ver los objetos que había dentro de ellas.
Autorizamos a usted para que haga de esta carta el uso que crea oportuno.
Quedamos suyos afectísimos seguros servidores. L. Torres Quevedo, El Conde de Gimeno, D. Cabrear, J. M. Castellarnáu
Querido Joaquín : He leído el artículo del doctor Lafora, sobre el cual me preguntas, y no creo que deba preocuparte. Este doctor parece que es un eminente alienista, pero nunca ha mostrado ser un zahorí en achaque de trucos y taburerías. Su opinión en este punto carece de toda autoridad. Hablar de lo que no se ha visto y suponernos tontos a los que hemos tenido plena comprobación, acusa más ligereza que sentido científico.
Es siempre tu amigo, Valle Inclán.
Por falta de espacio, el periódico aplazaba para el día siguiente publicar las cartas recibidas del Sr. Menéndez Ormaza y del marqués de Santa Cara.
03 - El Sol (Madrid. 1917). 1921926, página 1
Al día siguiente, según lo prometido, publicaban más cartas en el periódico "El Sol"
El Marqués de Santa Cara aclaraba que el no era espiritista, como tampoco tenía este carácter la Sociedad Española de Estudios Metapsíquicos, ni la "Revista" que es su órgano. Consta en los estatudos de aquélla y en las cubiertas de ésta. En cuento a su hijo decía que el no respondería y agredecía al director del periódico para que no se demorara en publicar las cartas de los Señores Quevedo, Castallarnáu, Gimeno y Valle-Inclán, que la noche anterior a las diez entregaran en esa dirección.
Argamasilla decía que con las cartas se podría haber satisfecho al público, que según el, habría sido sorprendido por los escritos y dibujos injuriosos del prestidigitador Houdini y los de su dignno portavoz Lafora, también decía que el que lo conocía sabía que el era un caballero equilibrado y no un farsante o un alucinado.
También decía que los escritos de Lafora eran largos por lo que había entregado a un amigo abogado en ejercicio, para que le ayudase, sintetizándolos, a dictar una primera respuesta. También daba las gracias al director por la inserción de las cartas.
Argamasilla rehuía de las pruebas que exigía Lafora diciendo que este lo había difamado diciendo que simulaba una facultad que no tenía, y que podía haber presenciado los experimentos dos veces pero que no había ido.
Finalmente terminaba su carta :
Y ahora conderme la absolución si hago lo que a él le parece. Este sí que es un caso "el caso Lafora", que debe alarmar a sus amigos, por la inconsciencia que acredita de nuestras posiciones respectivas.
Otra carta era publicada ese mismo día firmada por M. Guijarro, José García del Mazo, R. Fernández Catalina, Jacinto de las Cuevas, Jacinto Valentí y Gamazo, José Angel Esteve, R. Castro de la Jara y Adrían Guínea. En ella decían :
Cúmplenos en concienciar declarar que en las experiencias hechas ante nosotros el día 23 de febrero de 1924 usted no pudo, dada la forma de cierre de las cajas utilizadas y su sujeción absoluta, servirse de ese recurso. En cuanto al control, fué perfecto, estando nosotros alrededor de usted, contra lo que supone el doctor Lafora que usted acostumbra a hacer.
No pretendemos haber desengañado a aquellas personalidades más convencidas de lo genuino del fenómeno de la visión a través de los metales del Sr. Argamasilla, y los que aún tengan razones que presentar en defensa de la realidad de la visión pretendida, sería conveniente que las expusiesen públicamente en interés de la ciencia...
Sería interesantísimo leer la opinión crítica de personalidades científicas de tan alto valer como el profesor Torres Quevedo, o el profesor Blas Cabrera, o el profesor Amalio Gimeno, que, convencidos del Sr. Argamasilla, no tuvieron inconveniente en declararlo numerosas veces, y alguno de ellos en consignarlo por escrito.
Bástemos recordar que el doctor Amalio Gimeno ha escrito lo siguiente :
"Cuando hube referido cuanto había yo comprobado a algunos de mis colegas de la Real Academia de Ciencias, se apresuraron a expresarme su deseo de presenciar una sesión semejante que, gracias a la amabilidad del marqués de Santa Cara, tuvo lugar en su casa. Los experimentos realizados tuvieron un éxito absoluto... Allí estabamos el Sr. Torres Quevedo, ingeniero ilustre, universalmente conocido, el Sr. Castellarnáu, ingeniero también de sólida reputación; el Sr. Cabrera, profesor de Electricidad y Magnetismo en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid; el doctor V. Gimeno, mi hijo, de la Real Academia de Medicina. Comprobamos los hechos, siguieron los comentarios y las hipótesis. Ninguna de ellas satisfizo y nos vimos obligados reconocer que es imposible por el momento encontrar una explicación satisfactoria."
Esperemos que nuestra incitación respetuosa haga salir a alguno de estos testigos de mayor excepción del silencio en que se mantienen en estos últimos tiempos.
Comprobación necesaria
La explicación del mecanismo de la visión del Sr. Argamasilla dada por los profesores Negrín, Casares Gil y el escritor Araquistain, coincidente en un todo con la publicada por Houdini en Norteamérica, nos dan la impresión de una observación correcta por parte de estos diversos observadores.
Esta coincidencia y nuestro escepticismo sobre los fenómenos supernormales nos hacen inclinar a la creencia que la visión a través de los metales no existe en el caso del Sr. Argamasilla, a pesar de la opinión favorable de personalidades científicas de tan altos prestigios.
Lo que resulta de todas estas experiencias contradictorias, es que no tienen valor probatorio alguno en tanto no se tomen medidas para evitar el fraude anotado por diversos observadores. Es preciso, por tanto, establecer ciertas condiciones de experimentación, para aceptar o rechazar una vez para siempre la pretensión de una visión supernormal. Creemos necesaria tal comprobación por el prestigio de los hombres de ciencia que han intervenido en este asunto.
Estas condiciones serían : el presentar diez cajas de hojalata, cada una conteniendo un cartón con una palabra escrita, y soldadas al estaño las tapaderas. Cada caja llevará un número grabado para que el vidente pueda dictar la palabra que corresponde al número de la caja. Una vez leídas las diez, se procederá a su comprobación, abriéndolas con sus abrelatas. Las cajas serán rectangulares y sin pintura ninguna, según exige el señor Argamasilla. Si un día el vidente nota que no posee la facultad, se repetirá la prueba otro u otros días, hasta que el vidente haya leído a su entera satisfacción el contenido de las diez latas. Podrán asistir a las pruebas los testigos de otras experiencias favorables y adversas al Sr. Argamasilla y un notario que levante acta de lo ocurrido.
Parace innecesario vendar los ojos al Sr. Argamasilla (permitiéndosele abrirlos y cerrarlos a su conveniencia), toda vez que la visión a través de los metales y las cajas estén herméticamente cerradas. En experiencias con otros objetos será imprescindible que Sr. Argamasilla no toque los objetos con las manos, pudiendo manejarlos con pinzas o con una paleta, a fin de aproximarlos o alejarlos para enfocar.
Nos ofrecemos a preparar las cajas metálicas de hojalata que indicamos, si nadie quiere tomarse esa molestia. Como tenemos la seguridad de que el Sr. Argamasilla no lee lo oculto tras metal por el mecanismo de la tranmisión del pensamiento, se podrá llevar bajo sobre cerrado una lista de las diez palabras ocultas y del número de cada una, que se abrirá al final de la prueba para confrontarla con la lista que dicte el Sr. Argamasilla y con los cartones contenidos en las cajas.
Esperamos de la rectitud y caballerosidad del Sr. Menéndez Ormaza que, en interés de la ciencia, invite a los Sres, Argamasilla a aceptar los detalles de esta prueba y fijar fecha y lugar de su ejecución. Sería interesante el invitar al mismo notario D. Cándido Casanueva y Gorjón, que testificó en las anteriores pruebas del Sr. Menéndez Ormaza, y que quedó convencido de la realidad del fenómeno, para que testificase también en ésta.
Creemos que ésta sería una prueba incontrovertible e indudable de la realidad o no realidad de la visión "metasomoscópica" del señor Argamasilla...
Entendemos que el rehuir esta prueba controlada significaría la aceptación, por parte del Sr. Argamasilla, de las críticas adversas de los investigadores españoles que primero señalaron los mecanismos, y de las del Sr. Houdini, que luego las publicó en Norteamérica...
Por último Lafora nos dice que no debía extrañar el escepticismo de los médicos, como el, hacia los fenómenos supernormales. Aunque pudiera estar equivocada, era una opinión lógica...
También decía :
Toda sensación visual debe, pues seguir esa ruta fisiológica y no otra, pues en ninguna otra parte del organismo hay órganos diferenciados para recoger los rayos luminosos y convertirlos en sensación del color y de la forma...
Cuando se han leído unos cuantos libros de experiencias de facultades supernormales y críticas de estas experiencias, se adquiere un escepticismo difícil de modificar, decía Lafora, a no ser por pruebas muy convincentes y libres de toda causa de error o sugestión.
En los trabajos que varios psicólogos han hecho sobre el caso "Margery", o señora Crandon de Boston, y que procuraremos aportar en otra serie de artículos, verá el lector curioso cómo se aguzan cada vez más las condiciones de experimentación para evitar fraudes involuntarios por parte de la "médium", y cómo se llega así a desmontar la irrealidad del fenómeno, que sin estas precauciones había convencido antes a tantos observadores.
Terminaba diciendo : En el caso Argamasilla no afirmamos ni negamos nada. Sólo nos hemos limitado a exponer las opiniones de los que le han observado, y a manifestar nuestra duda sobre la realidad de la visión a través de los metales. Pero siempre repetiremos que nuestra actitud escéptica variará ante una demostración convincente.
Ese mismo día también publicaban cartas de Joaquín Argamasilla donde decía _
Muy señor mío : En el número 2.663 del periódico que usted dirige vuelve el doctor R. Lafora, por cuarta o quinta vez, a ocuparse de mí para atribuirme simulaciones y trucos deshonrosos en las experiencias a que me he prestado, sin solicitar jamás a nadie, de visión paranormal.
Tamaña insitencia, despúes de lo rectificado por mí en otras ocasiones, y el caracter puramente personal, sin interés ninguno para el público, que el doctor R. Lafora ha dado a sus acusaciones injuriosas, me impiden continuar esta cuestión en la Prensa. Pero a la vez que me dispongo a usted, amparado en su caballerosidad -no creo necesitar invocar mi derecho-, que ordene la inserción, en el mismo lugar en que ha aparecido el escrito del doctor Lafora, de las cartas cuyas copias remito adjuntas y de los presentes renglones.
Le da por ello las gracias su seguro servidor Joaquín María Argamasilla de la Cerda - 17 febrero 1926
Nuestro muy distinguido amigo :
Despúes de leer el artículo que publica el doctor Lafora en EL SOL de esta mañana, tenemos el gusto de manifestar a usted que recordamos varios expermientos que realizó usted en nuestra presencia, en los cuales creemos haber tomado todas las precauciones necesarias para afirmar rotundamente que es absolutamente imposible que utilizara usted ninguna rendija de las cajas metálicas para ver los objetos que había dentro de ellas.
Autorizamos a usted para que haga de esta carta el uso que crea oportuno.
Quedamos suyos afectísimos seguros servidores. L. Torres Quevedo, El Conde de Gimeno, D. Cabrear, J. M. Castellarnáu
Querido Joaquín : He leído el artículo del doctor Lafora, sobre el cual me preguntas, y no creo que deba preocuparte. Este doctor parece que es un eminente alienista, pero nunca ha mostrado ser un zahorí en achaque de trucos y taburerías. Su opinión en este punto carece de toda autoridad. Hablar de lo que no se ha visto y suponernos tontos a los que hemos tenido plena comprobación, acusa más ligereza que sentido científico.
Es siempre tu amigo, Valle Inclán.
Por falta de espacio, el periódico aplazaba para el día siguiente publicar las cartas recibidas del Sr. Menéndez Ormaza y del marqués de Santa Cara.
03 - El Sol (Madrid. 1917). 1921926, página 1
Al día siguiente, según lo prometido, publicaban más cartas en el periódico "El Sol"
El Marqués de Santa Cara aclaraba que el no era espiritista, como tampoco tenía este carácter la Sociedad Española de Estudios Metapsíquicos, ni la "Revista" que es su órgano. Consta en los estatudos de aquélla y en las cubiertas de ésta. En cuento a su hijo decía que el no respondería y agredecía al director del periódico para que no se demorara en publicar las cartas de los Señores Quevedo, Castallarnáu, Gimeno y Valle-Inclán, que la noche anterior a las diez entregaran en esa dirección.
Argamasilla decía que con las cartas se podría haber satisfecho al público, que según el, habría sido sorprendido por los escritos y dibujos injuriosos del prestidigitador Houdini y los de su dignno portavoz Lafora, también decía que el que lo conocía sabía que el era un caballero equilibrado y no un farsante o un alucinado.
También decía que los escritos de Lafora eran largos por lo que había entregado a un amigo abogado en ejercicio, para que le ayudase, sintetizándolos, a dictar una primera respuesta. También daba las gracias al director por la inserción de las cartas.
Argamasilla rehuía de las pruebas que exigía Lafora diciendo que este lo había difamado diciendo que simulaba una facultad que no tenía, y que podía haber presenciado los experimentos dos veces pero que no había ido.
Finalmente terminaba su carta :
Y ahora conderme la absolución si hago lo que a él le parece. Este sí que es un caso "el caso Lafora", que debe alarmar a sus amigos, por la inconsciencia que acredita de nuestras posiciones respectivas.
Otra carta era publicada ese mismo día firmada por M. Guijarro, José García del Mazo, R. Fernández Catalina, Jacinto de las Cuevas, Jacinto Valentí y Gamazo, José Angel Esteve, R. Castro de la Jara y Adrían Guínea. En ella decían :
Cúmplenos en concienciar declarar que en las experiencias hechas ante nosotros el día 23 de febrero de 1924 usted no pudo, dada la forma de cierre de las cajas utilizadas y su sujeción absoluta, servirse de ese recurso. En cuanto al control, fué perfecto, estando nosotros alrededor de usted, contra lo que supone el doctor Lafora que usted acostumbra a hacer.
04 - El Sol (Madrid. 1917). 2021926, página 1
Despúes de las reiteradas alusiones de mi diabólico amigo el doctor Lafora, implacable hurón de conejeras supernormales, podrían interpretarse torcidamente los altos móviles del silencio que en público he guardado hasta ahora. En otro artículo referiré, con lealtad y deseo que sin ofensa para nadie, lo que vi y lo que me hubera querido ver en la experiencia de la caja metálica y del reloj, con que fuimos entretenidos por los señores Argamasilla.
05 - El Sol (Madrid. 1917). 2221926, página 1
Al día siguiente nos contaba lo que pudo ver cuando fue a ver los experimentos de Argamasilla :
Presencié el experimento en compañía del doctor Negrín, de unos cuantos amigos del joven señor Argamasilla y de su padre, el marqués de Santa Cara. Antes de comenzar las pruebas, pude corroborar en mi persona un fenómeno que suele darse siempre o casi siempre en los que asisten por primera vez a esta clase de ensayos supernormales. Sentía esa turbación y nerviosidad de quien se acerca al mundo del misterio, a lo mejor expuesto a tener que cambiar radicalmente de un momento a otro sus concepciones del universo y de la vida, operación nada cómoda para quien se ha acostumbrado a ciertas rutinas mentales. Este era otro de los motivos de que yo anhelara el fracaso del Sr. Argamasilla. Así como así, no muda uno de normas de conocimiento como de camisa.
Sin duda dominado por ese sentimiento de vago terror y viva ansiedad, la primera prueba me dejó estupefacto. En una de las cajas metálicas que usa el Sr. Argamasilla habíamos metido, Negrín y yo, un recorte de periódicos francés, creo que el Matín. Le pusieron los trozos de algodón sobre los ojos y encima le fué atada una venda. Cogió la caja que le dábamos, bien clausurada, y comenzó a enfocarla por la arista del cierre, situado en el centro. La apartó y la acercó al rostro repetidas veces, la ladeó en diferentes sentidos, y al cabo de unos instantes de angustiosa espera, leyó unas cuantas líneas del recorte. Abrimos la caja, y cotejado lo leído con lo impreso resultó que era idéntico. La prueba se repitió otra vez con el mismo éxito. El hecho era indiscutible. El Sr. Argamasilla leía dentro de una caja cerrada con llave.
El doctor Negrín solicitó entonces una tercera prueba. Aun diciéndose fatigado, el Sr. Argamasilla accedió gentilmente a lo que se le pedía. Nos retiramos de nuevo Negrín y yo al cuarto contiguo, donde hacíamos la preparación de la caja, y allí le expresé a mi amigo la extrañeza que me había causado observar que el Sr. Argamasilla leyese siempre por el lado del cierre. ¿Por qué no proponerle que intentase leer por el lado opuesto, o sea por el de las bisagras? Negrín me miró severamente, como diciéndome : "¿Olvida usted, amigo mío, que aquí todos somos caballeros y que no sería caballeroso mostrar la menor desconfianza?" Acto seguido sacó una tarjeta de visita, con un nombre en el centro; escribió una dirección, con letra bastante grande e imitando la de imprenta, en el borde inferior; la encerró en la caja y me dijo con su gravedad característica : "Verá usted cómo no lee lo que he escrito." En efecto : el Sr. Argamasilla leyó el nombre impreso, pero no la dirección manuscrita, a la cual no hizo ninguna referencia. ¿Qué significaba aquello? ¿Que lo escrito a mano, al pie de la tarjeta; caía fuera del campo visual que pudiera trazarse entre los ojos del operador, alguna pequeña apertura posible por la arista del cierre, mediante el dedo pulgar, y el fondo de la caja, o que el poder de visión a través de los cuerpos opacos se detiene ante la cara anterior, en posición vertical, de la caja? Pero no trato de interpretar los hechos sino de exponerlos.
También nos cuenta que el pudo ver a Argamasilla abrir un poco la tapa del reloj, oprimiendo el botón de la cuerda, tal vez sin necesidad, sin querer, por juego involuntario de los nerviosos dedos.
Tampoco le sorprende que Argamasilla no aceptara ciertas pruebas a las que quiso someterle Houdini, ni otras que ahora le quieren someter hombres excesivamente empíricos como el doctor Lafora. También decía que el no podía compartir honradamente los testimonios de tantos sabios españoles y extranjeros...
06 - El Sol (Madrid. 1917). 2321926
Al día siguiente, el periódico "El luchador" se hacían eco del debate de Lafora y Argamasilla en el periódico "El Sol". Decía :
Curioso es el caso de Argamasilla que ha vuelto a poner sobre la más palpitante actualidad el tozudo doctor don Gonzalo R. Lafora. Se trata nada menos de averiguar con las rigurosas comprobaciones si es una realidad o una farsa, un hecho verdadero o un truco, la visión supernormal a través de los cuerpos opacos; es decir visión metasomoscópica que dice poseer el señor Argamasilla, hijo del marqués de Santa Cara, para ver a través de los metales...
07 - El Luchador diario republicano Año XIV Número 4301 - 1926 febrero 24 prensa_0173
Al día siguiente, un admirador de Lafora escribía en el periódico "El Pueblo" sobre Félix Le Dantec, biólogo y filósofo, que tenía un desprecio bastante motivado hacia todas las "metas" Decía : "A mi me ha costado quince años de estudio incesante el aprender un poco de física; mientras que cualquier muchacho con labia, buena memoria y desparpajo, puede, al cabo de quince días, hacer un brillante metafísico".
Le Dantec y Poincaré, anunciaban una suscripción destinada a cubrir los gastos de experimentos en su folleto "El ocultismo y la conciencia moderna", para demostrarles científicamente la realidad de los fenómenos de levitación y transporte de objetos sin contacto.
Aún cuando no habían sido consultados previamente, los dos sabios aceptaron la invitación implícita, pero exigiendo, ciertas garantías esenciales para evitar toda posibilidad de fraude o superchería, lo mismo que Lafora con Argamasilla. Ahí acabó el asunto : no volvieron a oir hablar de la invitación ni de los experimentos.
La conclusión de Le Dantec fué : "Si hay entre los asistentes un descreído, acostumbrado al método científico y que exige pruebas, no suelen producirse esos fenómenos, sobre todo si el descreído ha evitado cuidadosamente toda posibilidad de error experimental, voluntario o involuntario. Los espiritistas, al igual de los adeptos de las religiones, son malos expermientadores en lo que atañe al objeto de su fe. Tienen de antemano un violento deseo de que el experimento que va á intentarse sea coronado por el éxito: y ello basta para descalificarlos y hacerles incapaces de realizar una demostración convincente."
Por último nos contaban en el artículo :
La airada negativa del señor Argamasilla á sus justos requerimientos, lo mismo que de la de los espiritistas en el caso de Le Dantec, se parecen demasiado al final del famoso cuento de Mark Twain : aquél perro, vendido a buen precio por su dueño ventrílocuo, que se despidió de éste diciéndole : ¡Ingrato, me abandonas! Pues desde ahora no volveré a hablar en la vida...
08 - El Pueblo diario republicano de Valencia El Pueblo diario republicano de Valencia - Año XXXIII Número 11863 - 1926 febrero 25 (25021926) prensa_0349
El día 25 de Febrero, en el periódico "El Sol", Lafora hablaba de las cartas en defensa de Argamasilla. Decía que Argamasilla había preferido esto a hacer nuevas experiencias que no dejasen lugar a duda alguna sobre su facultad. Decía que : El empleo de estos testimonios de personas respetables en diversos campos de la literatura y de la ciencia, era buen recurso judicial, pero no un recurso científico. En este asunto curioso se delinean ya tres actitudes distintas, una de carácter personal, otra semicientífica y otra científica.
La actitud de Caracter personal
Esta postura, decía Lafora, ha elegido el Sr. Argamasilla. Darle a la discusión científica un giro de ofensa personal por parte nuestra y llevarlo a los Tribunales de Justicia.
También decía que en algunos videntes, el truco, podía ser voluntario o involuntario. Decía que el había procurado usarlos en el sentido menos molesto para el Sr. Argamasilla.
Crea el Sr. Argamasilla que perderá lamentablemente el tiempo y el dinero desviando judicialmente este asunto, que ha tomado ya caracteres de discusión pública, por la significación científica que tiene. Prueba de ello, decía Lafora, son las numerosas cartas de aliento y encomio que recibimos de personalidades científicas, especialmente de médicos, como también de personas interesadas en el problema.
Hablaba también de la actitud personal de Valle-Inclán. Escritor que todos admiraban, al que le estaba permitido todo género de equívocos y frases ingeniosas. Decía que para el Sr. Valle-Inclán lo esencial era no pasar por "tonto" al no haber dado con el truco de la supuesta visión supernormal. Por lo visto el Sr. Valle-Inclan, decía Lafora, cree que somos tontos los que al ver a un hábil prestidigitador japonés pescar un pez vivo entre el auditorio, o convertir unos huevos en polluelos bajo un sombrero, o hacer cualquier otra habilidad ilusionista, no averiguamos el truco empleado. También le decía que si hubiera leído lo mucho publicado sobre trucos de videntes que habían sorprendido a hombres de ciencia, se daría cuenta de la simplicidad aplastante de algunos trucos.
La Actitud Pseudocientífica
Esta actitud era, según Lafora, el de los que no aceptaban la visión a través de los cuerpos opacos de Argamasilla, tampoco aceptaba la interpretación de la "rendija" que el recogía de los señores Negrín, Casares Gil, Araquistain y de Houdini. Forman parte ellos del partido de los "antirrendijistas", y dicen humorísticamente, que es más difícil ver a través de una rendija que a través de los metales.
De actitud pseudocientífica calificaba también a los colegas oftalmólogos, algunos amigos suyos, que habían firmado la carta del Sr. Argamasilla, publicada en EL SOL el 20 de Febrero. Estos crédulos, según Lafora, llamaban "misoneísmo" al rigor científico, y se extrañaban que éste imperase en la ciencia.
También decía que había algo que tenía más importancia. Que de los doce oftalmílogos del Instituto Oftálmico, que firmaron el 23 de Febrero de 1924, y que examinaron a Argamasilla, al parecer, había algunos que no querían firmar esta carta. Entre ellos estaban el eminente profesor Márquez, de la Facultad de Medicina, que no quedó convencido de la pretendida facultad supernormal, según les informó, y alguno más.
El doctor Márquez que deseaba reservar su nombre, les escribía una carta de la cual copiaban unos parrafos, decía así :
"Como los principales argumentos del Sr. Argamasilla en pro de su supuesta supervidencia se apoyan en las condiciones de absoluta garantía y seriedad con que realizó sus experiencias ante personas de indiscutible solvencia técnica y científica, me siento un poco perplejo y aun desilusionado al pensar si todas las pruebas que realizó anterior y posteriormente a ésta (23 de febrero de 1926) lo fueron en iguales condiciones de control. Digo esto, porque yo fuí uno de los testigos oculares de la referida sesión."
"La sesión a la que me refiero tuvo lugar en el domicilio del marqués, quien nos citó a las once de la mañana, hora en que, por la orientación de la calle y ser tiempo despejado, daba de plano el sol en los balcones del edificio. Despúes de los saludos y presentaciones de rigor, el marqués nos hizo una breve exposición. Decía que el se dedicaba por afición a estudios metapsíquicos y de hipnotismo, que nada tenían que ver con ello el fenómeno que iban presenciar. Les hizo una curiosa declaración de cómo había descubierto esta propiedad en su hijo".
"Seguidamente nos invitó a colocar en una caja de metal alargada y de unos ocho a diez centímetros de fondo, un papel impreso o manuscrito". Uno de los asistentes introdujo una tarjeta de socio del Ateneo que llevaba en su cartera. "no sin que antes fuese advertido por una señora, familiar del operante, que "debía colocar la parte impresa o escrita hacia arriba; es decir, mirando a la tapa" : lo que me extrañó, pues siendo la caja toda de metal y dándole vueltas en sus manos, fácilmente podía el vidente enfrentar con uno de sus planos el de la tarjeta que, cara arriba o cara abajo, hubiese en su interior.
Vendados los ojos y con dos pelotas de algodón sobre los párpados, el Sr. Argamasilla tomó la caja y se colocó de espaldas al balcón, fuertemente iluminado por el Sol, pegando casi sus espaldas a los vidrios, con lo que, claro está, quedaba dentro del hueco que forman las mochetas de la pared; hueco en que, por ser de reducida amplitud (1,20 a 1,50 metros), sólo estaba el Sr. Argamasilla, sin la inmediata compañía de ningún observador. La posición que ocupábamos los 10 o 12 testigos ajenos a la casa era, aproximadamente, la que indico en el diseño. En estas condiciones, y desúes de dar vueltas a la caja en uno y otro sentido y de acercarla y retirarla a sus ojos, dijo Argamasilla : "No veo nada". Se le animó a que prosiguiese con calma y holgura, y a poco exclamó : "Ya veo : Veo un letrero que dice Socio número X, y cortándolo una linea circular color violeta, como de un sello de cautchouc." No leyó más"
"Abierta la caja a presencia de todos, pudieron comprobar que era exactamente lo escrito. Despúes hizo otras experiencias, con igual éxito positivo, indicando siempre el color de lo escrito en distintas tintas, y averiguando la hora del reloj de la forma precedentemente consignada.
A pesar de suscribir los declarantes en su carta que "el control fué perfecto", éste no pasó, a mi juicio, de los límites de una discreta observación superficial de las cajas que nos proporcionaron y del reloj. Todos, excepto el Sr. García del Mazo, amigo de la casa, era la primera vez que la visitábamos : habíamos sido invitados a una experiencia graciosamente concedida, y quizás nos parecía a todos impertinente y embarazoso extremar medidas de control en tales circunstancias."
"¿Pueden satisfacer las experiencias así realizadas a los investigadores" ¿Pueden presentarse a sus testimonios como prueba positivas, por muy dignos veraces o ilustrados que sean los testigos?
"Eso es lo que me ha movido a dirigir a usted estos renglones, aun a riesgo de serle enojoso y extemporáneo : pero advierto, como usted, que es lamentable extraviar a la opinión sensata de los testimonios de ilustres personalidades en vez de testimoniarlo sencillamente con la repetición de las experiencias en las condiciones que usted propone..."
09 - El Sol (Madrid. 1917). 2521926. (8 páginas)
Al día siguiente el doctor Lafora seguía respondiendo las cartas recibidas en el periódico "El Sol" en defensa de Argamasilla. Y también nos contaba otros casos interesantes :
"En en número 3 de la Revista de Estudios Metapsíquicos, que publica el marqués de Santa Cara, vienen descritos (Página 26) los nuevos experimentos sorprendentes que el clarividente Ludwig Kahn ha hecho en París ante el profesor Richet, Berthelot y general Farrier, de la Academia de Ciencias, y el doctor Lassabliere, del Laboratorio de Filosofía. Pues bien : este mismo vidente profesional fué estudiado hace años en Alemania por Schottelius y otros, que también aceptaron su facultad supernormal. Consistía ésta en leer lo escrito con lápiz en un papel momentos antes de la experiencia con sólo colocarse el papel, doblado o arrugado, en contacto con la piel de la frente. De la discusión que se produjo en los medios científicos alemanes, y que dió lugar a nuevas experiencias, resultó que este hombre se valía del truco de leer las huellas que la presión del lápiz había producido sobre el papel colocado debajo de aquel en que se había escrito. Por esta razón, no podía leer cuando se escribía con pluma, ni tampoco cuando se le traía el escrito de otra habitación.
Comprenderá el lector que si un truco tan sencillo sorprende a tantos hombres de ciencia, que sucederá cuando el truco se presente envuelto en apariencias complejas que aún le enmascaran más. Por lo visto, en París desconocen la bibliografía alemana sobre Ludwig Kahn, y están siendo sorprendidos ahora por sus trucos. Ese admirable Richet, que tanta gloria ha dado a la Fisiología con sus trabajos de investigación, va ahora de fracaso en fracaso con los trucos de médiums y videntes...
No hace mucho tiempo -según nos escribe el ocultista doctor Díaz Caneja, de Palencia- visitó al profesor Lagrange, de Burdeos, un vidente muy recomendado por Richet, y que había convencido también al doctor Cantonet, el de la "visión panóptica". El profesor Lagrange se dió cuenta a las pocas pruebas de que el vidente miraba por debajo del vendaje. Como los ocultistas operadores saben lo fácil que es mover los vendajes oculares con los párpados, propuso al vidente repetir las pruebas con un vendaje colodionado o sea adherente. Al oír esto se sintió enfermo el vidente y declaró que se notaba en aquel momento falto de poder para nuevas pruebas. Esta es la defensa contra el fracaso que emplean estos videntes.
Todos los admiradores del gran Richet, sentimos verlo ahora siendo el juguete de tantos médiums y videntes...
A todos los videntes y médiums les llega su momento de fracaso, cuando son bien estudiados. No hace mucho era la señora Crandon de Boston. Poco despúes Eva C, con sus experiencias teleplásmicas en colaboración con Schrenck Notzing. Igualmente el médium físico Guzie. Y no recordemos los de hace años, desde Eusapia Palladino.
Por último hacía un llamamiento a los que habían visto las experiencias de Argamasilla a exponer claramente sus observaciones y a Argamasilla que demostrase de forma indiscutible su pretendida facultad.
10 - El Sol (Madrid. 1917). 2621926, página 1
Al día siguiente, el doctor J. Goyantes, quién también había presenciado los experimentos de Argamasilla. Despúes de contar como había transcurrido el experimento. se preguntaba :
¿Porque enfoca siempre por el cierre y no por los planos de la caja, donde la delgadez es mayor y, por tanto, mayor debe ser la tranparencia? ¿Por qué lee tan solo las partes centrales del escrito y no todo?...
También publicaban una carta del Marqués, que decía que había una persecución de la verdad y aludía a las cartas recibidas en "El Sol" en defensa de su hijo.
11 - El Sol (Madrid. 1917). 2721926. (8 páginas)
Ese mismo día, Julio Just Gimeno, hablaba también del mismo tema. Decía :
"La réplica de Valle Inclán a ciertos reparos que el doctor Lafora ha puesto a la pretendida visión a través de los cuerpos opacos es un poco viva y despectiva. Dice don Ramón que, en efecto, al doctor Lafora se le tiene en estima como alienista, pero no cree él que sea un portento de agudez y de sentido crítico. Yo creo por mi parte, y siento disentir de mi fraternal amigo "Arcadio", que por lo menos en este caso no ha mostrado el doctor Lafora un entendimiento superior, capaz de intuiciones supranormales.
Califica con más o menos rudeza de superchería cuanto ha venido haciendo el joven hijo del marqués de Santa Cara. Lo que dice haber visto lo ha visto no a "traves" de placas de hierro, de cuerpos opacos, sino por rendijas sutiles que con esfuerzo disimulado de los dedos, despúes de laboriosas maniobras, buscando el amparo de una ventana abierta y acercando el objeto, caja o reloj, en dirección normal a los ojos, le han permitido inferir lo que había dentro y aun leerlo.
11.1 - El Pueblo diario republicano de Valencia El Pueblo diario republicano de Valencia - Año XXXIII Número 11865 - 1926 febrero 27 (27021926) prensa_0363
El 1 de Febreo, en el periódico "El Sol", publicaban un escrito de "J. Menendez Ormaza" que decía, resumiendo :
"Porque como se han puesto las cosas, aunque se hagan ochenta mil experiencias, siempre será en cajas de posible rendija (no encuentro la manera de introducir un escrito en una caja que no la tenga)... También decía que no había otro camino que hacer la autopsia al muchacho, cosa que él, francamente, no se atrevía a proponérselo..."
12 - El Sol (Madrid. 1917). 131926. (8 páginas)
Al día siguiente Lafora contestaba a Menendez Ormaza. También escribían el Dr. Negrín y el Dr. Calandre. Negrín decía :
Un carné de Negrín ARCHIVO FUNDACIÓN JUAN NEGRÍN : médico fisiólogo y político español, presidente del Gobierno de la II República entre 1937 y 1945
Madrid, 26-2-26 : Querido Lafora : Requerido por usted para exponer mis observaciones sobre la visión dentro de los cuerpos opacos, debo manifestarle que el recuerdo de mis experiencias, realizadas conjuntamente con Araquistáin, coincide con el relato de este nuestro amigo.
En cuanto a mi opinión sobre el caso Santa Cara-Argamasilla, ya la conoce usted hace un par de años.
Por lo demás, este asunto -estupendo como tema de literatura picaresca- no encierra, para mí, el menor interés científico.
Cordiales afectos- J. Negrín, profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina de Madrid."
El Dr. Calandre decía :
Los resultados obtenidos, aunque muy interesantes, me parecieron entonces sobrado fragmentarios e incompletos, y por ello no me decidí a publicarlos...
Habrá que moverle a estudiar el fenómeno sin prejuzgar de antemano si podría tratarse de un hecho real o de una simple apariencia...
Con las pruebas de videncia a que tan amablemente se prestó Argamasilla, por circunstancias que son del caso, no llegamos a completarlas hasta donde hubiéramos deseado, no tienen las notas que vamos a publicar una sólida validez científica en el sentido de que de ellas no se desprende una necesaria aceptación o de negación de dicha extraordinaria cualidad...
También cuenta los experimentos efectuados el 29 de mayo de 1923. Cuenta que en la séptima prueba, le puso un libro abierto al azar detrás de una plancha lámina de metal, y lee : "219 Carlos Sarthorius. Carreras. En 1373, según..."
Viendo directamente el libro, se lee : "219 Carlos Sarthorius. Carreras. En 1373, según...".
Es de notar que, sí durante alguna de estas pruebas y sin que se le indique, se interpone una hoja de papel entre los ojos y el objeto, ya no ve, y vulve a ver si se le quita el papel de delante...
13 - El Sol (Madrid. 1917). 231926. (8 páginas)
Al día siguiente, el periódico "El Sol", zanjaba el debate con una carta del marqués de Santa Cara, que decía :
Y para demostrar que esta campaña que se nos hace en forma inusitada nos tiene perfectamente serenos, sin renunciar a contribuir, en lo que podamos, al profresor científico, concluiré anunciando que las experiencias proyectadas desde algunos días, poco antes de la última agresión del doctor Lafora, van a efectuarse en breve con eminentes médicos, algunos de la misma especialidad que este señor cultiva...
14 - El Sol (Madrid. 1917). 331926. (8 páginas)
El día 9, el periódico "El Pueblo" publicaba el artículo titulado "Rendejistas y antirrendejistas" sobre la polémica discusión de Lafora y Argamasilla.
08 - El Pueblo diario republicano de Valencia El Pueblo diario republicano de Valencia - Año XXXIII Número 11873 - 1926 marzo 9 (0903192
El día 15 de ese mismo més, en "La revista Blanca" hacían una breve mención al caso Argamasilla. Decían :
"Lo que pasa es que los redactores de El Sol lo dudan porque no quieren competidores. El Sol lo fisga todo dando vueltas alrededor de los antípodas, y no quiere que los nuestros, que acaben ser los japoneses, noten que el rostro de nuestro marqués les vea de noche y de día, cuando no en la calle, en la alcoba...
15 - La Revistablanca (Madrid). 1531926, página 37
En Abril, en la publicación "Lumen", Juan Olivares Bernal, hacía una defensa a Argamasilla, la videncia y el espiritismo. Puedes leerlo si quieres.
16 - Lumen (Tarrasa). 41926, página 23
El mismo periódico también nos contaban en una noticia corta, que Quevedo, Gimeno, Cabrera y tantos otros habían considerado que Argamasilla, en los experimentos que realizó ante ellos, era absolutamente imposible que utilizase una rendija de las cajas metálicas para ver los objetos que había dentro. Por último decía : "Pero... ya se ve los que tal afirman, son unos perfectos papanatas que se dejan engañar con suma facilidad. ¿No es así, Dr. Lafora?
16 - Lumen (Tarrasa). 41926, página 4
El 21 de Mayo, en el periódico "El diario Palentino" anunciaban una conferencia del Doctor Lafora, que trataría de una "Crítica moderna de los fenómenos espiritistas supernormales".
16 - Lumen (Tarrasa). 41926, página 23
El mismo periódico también nos contaban en una noticia corta, que Quevedo, Gimeno, Cabrera y tantos otros habían considerado que Argamasilla, en los experimentos que realizó ante ellos, era absolutamente imposible que utilizase una rendija de las cajas metálicas para ver los objetos que había dentro. Por último decía : "Pero... ya se ve los que tal afirman, son unos perfectos papanatas que se dejan engañar con suma facilidad. ¿No es así, Dr. Lafora?
16 - Lumen (Tarrasa). 41926, página 4
El 21 de Mayo, en el periódico "El diario Palentino" anunciaban una conferencia del Doctor Lafora, que trataría de una "Crítica moderna de los fenómenos espiritistas supernormales".
22.1 - El Diario Palentino defensor de los intereses de la capital y la provincia - 1926 mayo 21 prensa_0509
22.2 - Las Provincias diario de Valencia Año 65 Número 20011 - 1930 Noviembre 23 prensa_1103
23 - Hoja Oficial del lunes editada por la Asociación de la Prensa Epoca Tercera Número 677 - 1952 marzo 10 prensa_0062
El 25 de Mayo de 1964, en el periódico "Hoja oficial del Lunes", hablaban de la noticia de fuente rusa que los situaba en los tiempos de monarquía. Y todo por la visión a través de los cuerpos opacos. La noticia, poco más o poco menos, decía que una mujer rusa presentaba este tipo de visión. Enumeraba con exactitud el contenido de una caja fuerte, cerrada. Parecía que era el tercer caso de visión extrarretiniana, advertida en la URSS... Las otras dos, eran mujeres vecinas de una localidad de los Urales. Llegaron distintas comisiones a examinarla, se movilizaron multitud de curiosos para contemplarla, como un caso extraordinario, y ella, ingenua, solo cabía decir : "Todo esto me asombra: yo consideraba que todo el mundo "veía" igual que yo, y que lo mio no constituía excepción alguna". Pero los científicos, los curiosos y los incrédulos la sometieron a variadas pruebas de las que salía victoriosa, y le preguntaban llenos de interés el contenido de diversos cofres presentados ante sus ojos escudriñadores en demasía.
Al no contener ningún nombre la noticia, se hace un poco dificil saber que fue de esta mujer.
También nos hablaban de lo ocurrido con Argamasilla.
25 - Hoja Oficial del Lunes Año XXIII Número 885 - 1964 mayo 25 prensa_0210
26 - Hoja Oficial del Lunes Año XXXIV Número 1474 - 1975 septiembre 15 prensa_0369
Primera parte del artículo : http://www.terramaxica.es/2016/03/la-vision-traves-de-los-cuerpos-opacos.html
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