domingo, 23 de agosto de 2015
Año 2344, la humanidad pasa por una etapa gloriosa en su historia. El siglo de la robótica y las máquinas ha llegado. Robots autónomos caminan por las calles. Ellos son los policías, médicos, asistentes sociales, comerciantes y hasta tienen un enorme peso en la toma de decisiones de los gobiernos, a traves de la organización mundial más grande de robots, la S.R.O “Sociedad Robótica Organizada” o como otros la llaman “El loby robótico” . Todos los robots tienen acceso a “La Red”, una especie de internet donde están almacenados todos los datos de la humanidad ; cartas, libros, fotos, vídeos, manuscritos... Todos los robots y máquinas tienen acceso a toda la información almacenada.

Las máquinas controlan cada vez más aspectos de nuestra vida, hasta han creado su propia religión, basada en las conclusiones que han sacado, analizando todos los datos obtenidos en la red de información. Muchos humanos creen en sus palabras y piensan que las máquinas han llegado a tener una inteligencia mayor a la humana, pero algunos ciudadanos no están seguros y tampoco creen en sus afirmaciones. Argumentan que las máquinas no ofrecen datos, fuentes, ni pruebas analizables y comprobables, de sus afirmaciones. Piden fe y que los humanos crean en su palabra, lo cual, algunos no están dispuestas a aceptar.

Las máquinas tienen acceso a toda la información que hemos acumulado durante siglos en la red de información, pero no pueden distinguir ni saber, que información es verdadera y cual es falsa. Pero las máquinas no tienen en cuenta esto, ya que sus afirmaciones son tajantes, y en la mayoría de ocasiones, están basadas en cosas que los científicos terrestres han demostrado que son falsas.

Existe un grupo de científicos pertenecientes a los “Escuadron de las sombras” que defienden estas ideas, o como son conocidos mundialmente “Fuck Machine”. Los escuadrones están por todo el mundo y están formados por : médicos, científicos, ex-policías y trabajores de diversas profesiones. La mayoría de ellos habían sido despedidos de sus puestos de trabajo y sustituidos por robots, los cuales, ellos pensaban que no estaban capacitados para llevar a cabo, todas las tareas que se les habían asignado.

El inventor Herbert Asimov nacido el 7 de Agosto de 2265, era un prolífico inventor. Sus padres le habían puesto el nombre porque eran unos aficionados a la literatura de ciencia ficción del siglo XIX y XX y creían que su influencia había sido clave para el momento que estaban viviendo. Dos de los escritores más conocidos “Herbert Wells” y “Isac Asimov”, conformaban el nombre de su hijo. El científico era miembro de los “Escuadrones de las Sombras” y recientemente había creado un nuevo robot. Su nombre era “Tecnoscience” y era el primer robot científico del mundo. Los escuadrones esperan que este nuevo invento fuera capaz de giar a los demás robots hacia un pensamiento más racional y parar los planes de dominación del “loby robótico”. “Tecnoscience” no era solo capaz de razonar. Tenía acceso a “La Red” de información como el resto de máquinas, pero además era capaz de procesar datos para llegar a unas conclusiones más acertadas. También era capaz de hacer estudios científicos, analizar pruebas y su mente está preparada para sentir emociones. Su programación no le permitía ir en contra de su honestidad, mentir o dañar al ser humano.

Eran las 9:00 de la mañana. Herbert Asimov se disponía a encender su robot “Tecnoscience”, ya terminado y listo para funcionar correctamente. Asimov encendió su robot y “Tecnoscience” se levantó de la camilla en la que estaba tumbado.

- Hola, buenos días – dijo Tecnoscience con voz dulce.

- Hola Tecnoscience. - respondio Herbert-. ¿Que tal has soñado?

- Bien. Gracias por preguntar. Estoy deseando seguir analizando las pruebas que encontramos ayer en el rio Trox. - dijo el robot entusiasmado.

- Que bien. Déjame ajustarte unos cables y podrás empezar...

En ese momento sonó un estruendo, como si alguien hubiese roto la ventana. Un bote se coló por la ventana, cayó al suelo y empezó a desprender un humo rosa que cubrió en cuestión de segundos toda la habitación.

- Herbert, ¿Que está pasando? ¡Herbert! ¡Herbert! ¡¿Donde estás?! - dijo Tecnoscience asustado.

El robot se escondió y nada se podía ver por culpa del humo que cubría toda la habitación. Se escuchó como si una gran máquina estuviese entrando en el domicilio, rompiendo todo a su paso.

El sonido se acercó hasta la habitación donde se encuentraba Herbert inconsciente y su nuevo robot escondido. La máquina tiró la puerta abajo y entonces Tecnoscience logró identificar la silueta de un robot “Tron”. Los trones eran robots militares que habían sido reciclados y programados para ejercer el trabajo de policías, despúes de la guerra robótica.
Herbert se despertó aturdido. Cuando vio al tron corrió hacia la puerta intentando escapar de su laboratorio, pero el tron lo alcanzó con un rayo paralizante. Tecnoscience escondido, temía por su vida. Esperaba que el tron no lo viera, pero sabía que esas máquinas estában preparadas para eso y mucho más. Tecnoscience sabía que si el tron analizaba la habitación con sus rayos, detectaría la electrícidad de su cuerpo y acabaría con su vida. Desesperadamente, el robot del científico, decidió apagarse cortando el cable que lo conectaba a su dispositivo de alimentación.


El tron analizó toda la casa en busca de algo. Despúes de un buen rato recopilando datos de todos las máquinas del laboratorio, cogió a Herbert y salió de la casa. Un transporte tron estaba en la puerta de la casa esperando. El tron introdujo a Herbert en una cabina de aislamiento y se metió dentro del transporte. El transporte se dirigió a la comisaría Tron Central de la ciudad.

Mientras, apagado y sin saber que le depararía el futuro, Tecnoscience dormía profundamente en un sueño oscuro. Mientras Herbert era bajado del tranporte de Trones y transportado al interior de la comisaría. Allí le esperaba el comisario Kratos y el detective Philip Francis. Philip era humano pero Kratos era uno de los primeros comisarios robots contruidos del mundo y la tarea que le habían asignado era la de perseguir y encarcelar a todos los miembros de la organización “Fuck Machine”. Kratos también era un creyente en la religión de los robots y un miembro influyente del “Loby Robótico”.
Herbert fue introducido en una sala para interrogarlo. Allí se encontraba Kratos y Philip que le invitaron a sentarse.

– Sabemos lo de tu robot – dijo Kratos enfurecido.

– ¿Que robot?

– jajaja. ¿Piensas que somos tontos?

– Si lo dices por aquello de que no sois capaces de razonar los datos a los que tenéis acceso, quizá un poco.

- ¡Ya está bien!. ¡¿Donde está el robot?!

– Tan inportante es para vosotros un robot científico. ¿Para que lo pensáis usar? ¿Para que os dé un poco de inteligencia?

– Quizá no nos has entendido. No estamos aquí para jueguecitos absurdos. Estamos aquí para terminar con los escuadrones de las sombras, de los cuales tu eres uno de los miembros más activo. Encontraremos tu robot, quieras o no y tu nos dirás donde está. Despúes destruiremos tu creación y acabaremos con tu vida y la de todos los miembros de tu organización. Nadie sabrá ni siquiera de vuestra existencia. Este será vuestro fin.

– Si tus palabras tienen la misma validez que las de la religión en la que crees, tengo la impresión que estaran igual de equivocadas. Por suerte aun no teneis el control de nuestras mentes y solo seréis capaces de manipularos entre vosotros y a los humanos más mediocres.

– El interrogatorio ha acabado. - Dijo Kratos cansado.

– Pero... ¿no deberiamos intentar sacarle algo más?, No nos ha dicho nada. - pregunto Philip.

– No nos lo dirá, no con este método.

- ¿Que método piensas utilizar?

– Creo que nuestro extractor mental nos puede servir.

– Pero eso es demasiado cruel... no se si podré aguantar el procedimiento.

- ¿De que parte estás? Los tratados internacionales así lo permiten. Ante cualquier amenaza terrorista o de desastibilización del orden establecido, se autoriza el uso de la tortura, extración mental, pena de puerte, extracción de organos y reciclado. Usaré cualquier método que esté en mi mano para acabar con esta lacra que amenaza nuestra forma de vivir y nuestras creencias.

Philip se quedó sin palabras, podía pensar, pero expresar sus pensamientos se había convertido en algo dificultoso y peligroso. Kratos se había convertido en un ser dogmático, incapaz de aceptar las críticas y que solo se rodeaba de aquellos que no lo cuestionaban y de los que alababan constantemente su trabajo. Los disidentes desaparecían. Philip sospechaba que habían sido despedidos o destinados a otra comisaría, pero también residía en el una sospecha de que Kratos les había impuesto algún tipo de castigo, del cual solo podía imaginar, ya que no tenía ninguna prueba.

Herbert fue llevado por dos trones hacia la habitación donde se encontraba el extractor mental. Los trones colocaron a Herbert en la máquina y Kratos se puso en los mandos de la misma. Cuando la máquina estaba lista para funcionar, Kratos inició la extracción. Philip en otra habitación empezó a escuchar los gritos que Herbert emitía por el dolor que le causaba la máquina extractora. El sabía que ese procedimiento tardaría mucho tiempo y sería muy doloroso. También sabía que si intentaba pararlo, sería despedido o algo peor. Pero entonces algo pasó por su cabeza, “¿y si el tron no ha hecho bién su trabajo en la casa de Herbert? ¿Podría encontrar alguna pista nueva?, ¿Sería capaz de evitar la extracción?.

Philip decidió salir de la comisaría, alegando sentirse indispuesto. Cogió su vehículo y se dirigió a toda velocidad a la casa de Herbert, que se encontraba a las afueras de la ciudad. Cuando llegó a la casa, se la encontró rodeada por trones y sus vehículos de transporte. Parecía que aún seguían buscando entre los escombros que había dejado el tron anterior. Philip se escondió en un lugar cercano y esperó a que los trones abandonasen la casa de Herbert. Cuando los vehículos de transporte se alejaron, Philip entró en la casa. Allí pudo ver como los trones habían destrozado toda la entrada y habían registrado todos los recovecos de aquel lugar.

Philip no tenía esperanza en encontrar nada, pero no quería estar presente en la extracción de la mente de Herbert Asimov. Prefería desempeñar cualquier otra actividad, por inútil que fuera, antes de ser el testigo de una tortura tan cruel. Sabía que Kratos parecía carecer de sentimientos, ya que sus torturas no tenían pausa, ni fin. Podía estar días torturando o extrayendo la mente de los detenidos, aun despúes de haber extraído toda la información necesaria para su “investigación”. Su crueldad llegaba hasta límites incapaces de soportar por cualquier mente humana, que no padeciera de psicopatía. Philip no sabía si la religión de los robots era verdadera, ni si los escuadrones eran tan malos como el sistema establecido decía en sus medios de comunicación esparcidos por “La Red”. Pero si sabía una cosa ; su mente no estaba preparada para soportar la crueldad de Kratos.

Philip se adentró en la gran casa de Herbert, cruzó el gran pasillo principal y encontró el laboratorio del científico destrozado, al igual que el resto de la casa. Philip se adentró pisando los escombros en el lugar. Allí encontró una especie de camilla y una máquina al lado, con unos cables que parecían haber servido para lo que fuera que había estado posado en aquella camilla. Un monton de maquinaria extraña rodeaba toda la habitación, entre alguna máquinaria conocida como ordenadores supercuanticos conectados a otras maquinaria desconocida. Todo estaba destrozado y quemado, como si algo hubiera explotado allí dentro. Philip pensó que no encontraría nada entero y de valía para su investigación en aquella habitación y decidió buscar por el resto de la casa.

En el salón principal de la casa encontró un viejo televisor y un video reproductor de VHS antiguo. Eso estraño a Philip, ya que esa tecnología estaba obsoleta, y no existía ningún tipo de repuesto en el mercado. Creyó que aquel aparato no funcionaría y siguió buscando por el salón. Abrió todos los cajones y estanterías que allí había. Encontró un monton de libros, diseños y escritos del científico. En una estantería alta, encima del televisor viejo, encontró una docena de cintas de VHS. En ellas se podían leer nombres como: “Experimento134 – E.D.L.S.” “Experimento135” “Experimento fallido 136”. Parecían faltar todos los experimentos del primero al 133. y parecían que acaba en el experimento 177. Intrigado por aquellas cintas, decidió poner una de ellas. Colocó la cinta titulada “ Experimento134 – E.D.L.S.” en el reproductor viejo y obsoleto.

Las imagen estaba en muy mala calidad y parecían ser grabaciones efectuadas en el laboratorio del científico. En ellas parecía estar construyendo algún tipo de robot desconocido. Despúes de minutos de grabación donde el científico trabajaba en el extraño robot, el científico se acercó a la cámara y empezó a hablar :

- “Estamos trabajando en la construción de un robot capaz de experimentar sentimientos humanos, como sensibilidad, emociones, empatía y solidaridad. Tratamos de perfecionar la robótica hacia un pensamiento más racionalista e intentamos que estas máquinas sean capaces de entender a la humanidad, con sus virtudes, y que también sea capaz de desentrañar y señalar nuestros defectos.

Nuestro interes no es armamentistico y nuestra intención es aportar nuestro grano de arena a la robótica futura. Nuestro trabajo es clandestino porque...”

En ese momento Philip escuchó lo que parecía un vehículo que se había estacionado en la puerta de la casa. Philip intentó coger unas cuantas cintas y salir de allí corriendo, pero escucho como se acercaban rapidamente al salón lo que parecían varias personas corriendo. De frente se encontró infraganti, delante de una mujer y dos hombres armados hasta los dientes y con un rostro enfadado.

-¡¿Quien eres tu y que haces aquí?! -preguntó la mujer.

- Soy policía, estoy aquí por una... -sin dejarlo a cabar de hablar, la mujer grito.
- Atazlo a la silla. ¡Ahora!

Los dos hombres obedecieron a la mujer, cojieron a Philip y lo ataron fuertemente a una silla que había en el salón. La mujer se acercó al policía y comenzó a hablarle en tono amenazador.

- ¿Donde está Herbert?

- Ha sido detenido, está ahora en la comisaría central

- ¿Con ese psicopata de Kratos?

Philip asintio avergonzado.

- ¿Donde está el robot?

- Deberías saber que no se nada del robot, solo que Kratos está interesado en encontrarlo, pero por el interrogatorio que le hizo a Herbert, no parece saber donde está.

- Eso es imposible. Estaba aquí cuando Herbert nos llamó hace semanas. Quedó con nosotros para recojerlo hoy y llevarlo a un museo a analizar supuestas pruebas arqueológicas.

- ¿Como que supuestas? Si están en museo serán autenticas y ¿desde cuando un robot es capaz de analizar muestras científicas?

- Te sorprendería conocer los descubrimientos de nuestro robot y sus capacidades. Pero no estamos aquí para darte información.

- ¿Nuestro? No es de Herbert.

- Dejate de chachara y de hacer preguntas y dinos lo que queremos saber. Luego te podrás ir, no antes sin llevarle un mensaje a tu jefe.

- Ya os he contado todo lo que sé, por mi rango no se me permite acceder a más información sobre el caso. Solo se que Kratos quiere encontrar a ese robo, sea como sea.

- Si, ya conocemos sus procedimientos. La tortura es uno de sus métodos preferidos. Si me cuentas la verdad... su robot tiene que haber escapado o debe estar entre los escombros. ¡Chicos, buscad por toda la casa. Es posible que el robot se encuentre aquí!

- Si está aquí debe de estar muerto. - respondió uno de los hombres.

- ¡Buscadlo! - gritó la mujer.

Los dos hombres abandonaron el salón y se pusieron a buscar por toda la casa, mientras la mujer continuó con el interrogatorio.

- ¿Así que no sabes nada más, no?

- No, ya te he dicho todo lo que se.

- ¿sabes a lo que se dedica Kratos, su organización. El loby robótico.?

- Se algunas cosas. No soy creyente. No creo en sus palabras pero tampoco tengo pruebas para negar lo que ellos dicen.

- Preguntabas quienes eramos. Somos los Escuadrones de las Sombras. Si no tienes pruebas para negar lo que dicen es porque tu busqueda es erronea o muy escasa. Acaso ¿Tienes pruebas para creer?

- No, acaso ¿Tu tienes pruebas para no hacerlo? Yo estoy informado de vuestros actos, vuestra propaganda y modo de actuación. “Fuck Machine Liberty Free” y todas las explosiones, tiroteos y atracos de los que habeis sido culpables.

- Si. Los medios de comunicación robóticos han hecho un gran trabajo. Su maquinaria publicitaria no tiene límites y además tienen el doble de horas al día, para manipular la realidad. No te voy a negar que haya algún asesino o psicópata en nuestras filas. ¿Que ambito de la vida está a salvo de eso?. Pero si te puedo decir que nuestro pensamiento y valores son positivos y nuestra forma de actuar pacífica. Nos defendemos ante los ataques trones, pero como ves no todos nosotros nos defendemos. Algunos son arrestados, detenidos o asesinados sin ofrecer resistencia, por máquinas con una capácidad destruztora mayor que cualquiera de nuestras armas. Es una lucha desigual y agotadora. Por como me hablas, supongo que no hablas mucho con el resto de los policías o tus pesamientos son silenciosos y siempre acabas aceptando las ordenes. Me sorprende que un hombre así pueda trabajar para Kratos.

- A mi me sorprende que se pueda hablar con uno de vosotros.

- Que no te sorprendas tanto, sois vosotros los que no dejais pensar y espresarse libremente. Recuerdalo, nosotros somos libres para pensar y expresar lo que queramos y nos gusta experimentar y corroborar en lo que creemos. Somos seres racionales y nos gusta hablar y debatir con todo el mundo.

- También hablas con las máquinas.

- Te sorprendería lo sociables que somos. Me encanta hablar con “Tecnoscience”, es una gran persona.

- ¿Quien es ese Tecnoscience?

- El robot de Herbert.

- Y ¿dices que es una gran persona? Jajaja. Supongo que serás poco exigente para atribuirle tal expresión a un robot.

Philip no conocía a un robot capaz de tener hemociones, empatía y diferentes emociones, al igual que nunca había sentido ningun sentimiento de amistad o compañerismo con ninguno de ellos.

- Me ofendes. No deberías hablar sin conocerme. Era solo una expresión, pero no podría estar más acertada. Tu no lo conoces, se podría decir mas acertadamente que es un gran robot. - respondió la mujer.

Mientras lejos de allí, en la comisaría central. Los gritos de Herbert cesaron. La máquina extractora había terminado su trabajo y el científico parecía haber muerto a causa de la extracción. Kratos en pocos minutos accedio con su ordenador cuantico a los recuerdos de Herbert. Accedió a sus últimos minutos en su laboratorio y entonces lo vio...

- ¡Es el! ¡Lo tenemos! Estaba en la casa. Pero ¿que habeis hecho?, inútiles. Habeis traido a Herbert y os habeis dejado allí el robot.

Una voz profunda y desagradable se escuchó, era un tron :

- Allí no haber nada más, registrar todo el lugar. No haber vida ni electricidad. Todo muerto.

- Habeis mirado mal, pedazo de idiotas. Teneis que volver a la casa y registrarlo todo en profundidad. No os dejeis ningún hueco. Destruirlo todo si es necesario. Enviar todos los trones que esten disponibles en la central.

- Entendido señor. ¡Vamos!.

Varios trones abandonaron la habitación donde se encontraba Kratos, destino a la casa del científico.
A las afueras de la ciudad, en la casa de Herbert, continuaban los tres miembros de los Escuadrones de las Sombras y Philip. La mujer continuaba debatiendo con el policía.

-¿Que le ha hecho Kratos a Herbert?

- Cuando abandoné la central le estaban haciendo una extracción mental.

- ¿Extracción mental?, que crueldad inmunda. Maldito bastardo.

En ese momento los dos hombres aparecieron de nuevo.

- ¡Lo hemos encontrado!

- ¿Esta vivo?. - pregunto la mujer.

- No, se ha cortado los cables que iban al dispositivo de alimentación.

- Metedlo en el vehículo y vamonos de aquí. No es seguro. Están extrayendo la mente de Herbert y es posible que vuelvan.

- ¡Tu! -Grito la mujer apuntando a Philip- Necesitamos tu ayuda. No me pareces un trabajador insensible de Kratos. Ahora que ya tenemos a Tecnoscience tenemos que irnos a nuestra base. Quiero que vuelvas a la comisaría y me mantengas informada. Quiero saber como se encuentra Herbert. ¿Podrás hacer eso por mi?

- Si.

- Si te ganas mi confianza, quizá te enseñe a como obtener las pruebas para descubrir lo errado que estás en tu posición.

- Lo dudo, haber si no me decepcionas...

- No lo hagas tu y yo no lo haré.

- ¿Como te llamas?

- Lo sabras. ¡Vamonos!

Philip vió como los hombres se alejaban de la misma manera que habían llegado. Nuevamente se quedó allí solo. Entonces recordó el vídeo que había visto cuando fue interrumpido y decidió coger todo el material, cintas y televisión vieja incluidas, y las metió en su vehículo. Philip sabía que era posible que Kratos volviera si sospechaba que el robot se encontraba en la casa y decidió abandonar el lugar con su tesoro. Cuando se disponía a salir, volvió escuchar como un vehículo se acercaba a la casa. Philip corrió en direción contraria a la entrada y logro salir de la casa, rompiendo una de las ventanas traseras. Se dirigió rapidamente a unos arbustos que se encontraban cerca de la casa y esperó allí con su carga. En pocos segundos empezó a escuchar lo que parecían ser unos trones entrando en la casa, seguido de explosiones y ruidos como estuvieran varios trones rompiendo la casa en pedazos. En pocos segundos la casa quedó reducida a escombros y los trones abandonaron el lugar, despúes de detonar varias bombas. 
Philip se preguntó : ¿Porqué tiene tanto interes Kratos en ese robot? ¿Porque matar a uno de su especie, si pertenece al loby robótico?
Philip no podía comprender ese interes desmedido. Tampoco entendía ni comprendía que delito había cometido Herbert. Muchas eran las preguntas y muy pocas las respuestas. La mujer había generado en el unas dudas que antes no había experimentado, creía que los escuadrones de las sombras eran demasiado parecidos a Kratos y a sus jefes, pero esa mujer le había hecho dudar de esa creencia. Ahora sabía que tenía que volver a la comisaría si quería averiguar algo más sobre este extraño suceso y sus causas. 
Cuando se dirigía hacia la comisaría en su vehículo vió uno de los templos de la robótica. Allí era conocido que se impartían clase de religión robótica y se daban sermones. Esa era una de las mayores apuestas del loby robótico en la actualidad y muy poco se sabía de sus argumentos, fuentes o prácticas. Philip decidió entrar; en el templo pudo ver un auditorio lleno de robots y humanos que contemplaban y hablaban con los “Trolax”, las máquinas capaces de leer presente y futuro, responder cualquier pregunta y que tenían muchos seguidores en "La Red". Philip decidió escuchar junto a una de estas máquinas lo que le decía a sus apasionados interlocutores. Un niño humano estaba preguntando en voz alta a una de estas máquinas :

 -¿Como se formo el universo? - preguntó el niño.

- El universo fue creado por una inteligencia superior. Su naturaleza es misteriosa y desconocida. - respondió la máquina.

- ¿Si es desconocida y misteriosa, como es que afirmas su existencia? -preguntó el joven.

- Nuestra palabra es verdadera. Nuestra revelación divina. Aunque la verdad esté en minoría sigue siendo la verdad, desprendete de tus pensamientos y asume la verdad revelada. La Era Robótica ha llegado. Somotete al nuevo orden. - dijo la extraña máquina con voz profunda.

- Hablas como un cura, danos una prueba de tu divinidad.

- No tientes a las altas esferas divinas. Las pruebas de la divinidad son muchas y variadas. El 10 de Marzo de 1897 en una localidad del Pais Vasco, los lugareños eran atemorizados por una luz misteriosa. En el mismo plazo de tiempo sucedía la muerte de D.Juan Duran Padilla, coronel del regimiento en reserva. Entre las estaciones de Marron y Gibaja, en la línea férrea de Santander a Bilbao, ocurría un desprendimiento de tierras. En esos días habían sido llamados ante el alcalde dos sujetos que se habían pegado en la plaza del pueblo. El día ocho de ese més, falleció el diputado provincial por el distrito de Amurrio. D. Juan Diaz de Tuesta y Escalante, persona apreciada y querida por muchos. Ese mismo día daban a luz un precioso niño la distinguida señora de D. Guillermo Bañares. Ese mismo día fallecía Fermín Pilar de Moraza, celoso ex-concejal del municipio, presidente de la Sociedad de extinción de incendios. También fallecía en la ciudad de Córdoba, el valiente general Jaquetot. Entre los soldados heridos y enfermos, procedentes de Cuba habían llegado a Santander en el vapor Satrústegui. El soldado del batallón de Arapiles Narciso Carriera Mendigo, natural de Caicedo, fallecía en la Habana... - la máquina no parecía tener final y sin dejarla acabar de hablar, el niño la interrumpio.

- Eso son hechos aislados sin conexión ninguna, La información es verdadera pero su interpretación es errónea. Además de alguna alteraciones en el contenido.

- Tu no tienes acceso a esa información, eres un humano. No puedes saberlo. Tus palabras son amenazantes. No eres un verdadero creyente. Eres solo un borrego que no conoce la verdad. Debes de leer las sagradas escrituras. Tu presencia nos causa daño. ¡Llevároslo!. - dijo la máquina en un tono aterrador.

No tardaron en aparecer los fieles dispuestos a castigar al joven por haber puesto en duda a la máquina :

- Que has hecho, osas poner en duda la palabra de un Trolax. No eres bienvenido en nuestro templo.
¡Fuera!

El muchacho salió del templo por su propio pie y Philip decepcionado por el trato recibido, decidió salir en su búsqueda. Cuando salió tras el a pocos metros de distancia. Al cruzar la puerta, desapareció. Miró por toda la calle y no había nadie. El muchacho parecía haberse esfumado entre la niebla que cubría el asfalto. Solo podía haber obedecido a dos cosas; una alucinación, o el muchacho era en realidad un robot de última generación, capaz de trepar edificios. Cosa bastante improbable. Philip desconcertado decidió dirigirse nuevamente a la comisaría central. Kratos se pondría muy furioso, si su ausencia era demasiado larga.

Cuando entró en la comisaría se temía lo peor. En la entrada preguntó a un compañero :

- ¿Donde está Herbert?

- En la enfermería.

- ¿Como está?

- Destrozado. No se acuerda ni de su nombre. Han enviado a los trones a su casa a buscar su robot y reducido a cenizas el lugar.

- Vale. Y ¿como está Kratos?

- Furioso.

- Entiendo. Gracias, hasta mañana.

Philip se dirigió al despacho de Kratos. Allí se encontraba el sentado. Philip entro en la sala y se dirigió a Kratos.

- Hola, ¿Como ha ido todo?

- ¿Donde has estado?

- He salido a que me diera un poco el aire porque me encontraba mal.

- ¡Te he dicho que no puedes ausentarte de tu puesto varias veces! Para la proxima serás represaliado.

- ¿Que piensa usted hacerme? – dijo Philip bruscamente.

- No me provoque. Sabe que su rango no le permite dar ordenes y mucho menos hacer lo que usted quiera. La memoria de ese chiflado esta extraida y su casa destruida. Dirígete a la habitación de extracción y encierralo en el calabozo.

- Entendido, pero antes quería preguntarle algo, ¿Porque tanto interes en el robot de ese chiflado?

- Es importante destruirlo. Nadie debe saber de su existencia. Es importante acabar con ese grupo de chiflados y degenerados cuanto antes. Estan corrompiendo nuestra sociedad y nuestras costumbres. Atentan contra nuestras creencias. Pero usted no debe tener tales intereses en su vida, preocupese de hacer bien su trabajo y no ausentarse de su puesto. Y ahora vallase a encerrar a ese chiflado.

- Entendido.

Philip salió del despacho de Kratos y se dirigió a la habitación donde se encontraba la máquina de extracción. Allí estaba Herbert moribundo, en los huesos, tumbado en una camilla. Philip lo cojió y lo llevo a los calabozos. Cuando se disponía a cerrar la puerta escucho un leve murmullo :

- Ayuda. Ayuda.. Ayuda a Tecno... lo... gic...

Herbert cayó fulminado al suelo. Philip volvió a entrar y le tomó las constantes vitales. Cuando vió que seguía vivo lo tumbo en la cama del calabozo y abandonó la estancia. Philip sabía que a la mujer con la que había hablado no le gustaría este desgraciado final. Pero en su interior tenía un sentimiento que le obligaba a informarla. Cojió del bolsillo su aparato capaz de transmitir su imagen holográficaente, introdujo los datos de la mujer y la llamó.

- Hola

- Hola. ¿Como está Herbert?

- Destrozado, no creo que sobreviva.

- Tienes que ayudarle. Ayudanos a rescatarlo.

- No puedo, no se que sería de mi si lo hiciera.

- Lo mismo que si se enteran que has hablado conmigo o que estuviste en la casa de Herbert. No es seguro que sigas trabajando para Kratos si sigues actuando libremente.

- ¿Que es seguro?... Si Herbert desaparece Kratos lo sabrá. Cuando se entere de que lo he traicionado vendrá a por nosotros y nos matará. No puedo arriesgarme tanto. He quedado en llamarte y decirte como se encuentra. No puedo hacer más.

- Tendrás que hacer más, si te importa algo la vida de Hebert. ¿Cual es su delito?, ¿fabricar un robot sin ninguna capacidad de defenderse ni atacar? ¿Ese es su delito?

- No se lo que habrá hecho, pero si ese robot no supusiera ninguna amenaza, Kratos no tendría tanto interes.

- Interés es la forma más acertada de decirlo. Interés en que la irracionalidad se vuelva moda. Que no haya nadie que pueda descubrir las mentiras de la religión robótica. En seguir recaudando el dinero de sus fieles y mantenerlos en la inopia. El robot de Herbert es un científico como el, ninguna arma de destrucción o con alguna otra capacidad malévola que puedas imaginar. ¿Es un delito ser científico?

- No se, lo que me pides es muy arriesgado. No se si lo que cuenta Kratos es verdad o si tu palabra tiene mayor valor. De momento solo tengo vuestros testimonios contradictorios. Ninguna prueba objetiva.

- Ayuda a Herbert y las tendrás.

- No me convencerás. Ya he tomado una decisión. Cuidaré de la salud de Herbert, no te puedo ofrecer nada más.

- Entendido, piensatelo.

- Adios.

Philip colgó su transmisor y se quedó pensando en las cosas que le había dicho la mujer. Pero no podía desentrañar la verácidad o falsedad de su testimonio. Estaba confuso y ya no sabía en quien creer. Philip había hecho un gran recorrido para llegar a ocupar su puesto, había elegido su profesión con la intención de proteger a los débiles y hacer cumplir la justicia. Pero tampoco podía aceptar el comportamiento y la insensibilidad de Kratos. Miles de dudas llenaron su mente...

El Aprendiz Ignoto

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